El alivio de un gesto paternal

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Por Roberto Mesa Matos | 17 octubre, 2015 |
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Un gesto paternalMANZANILLO.- La mirada de Adriana La O Viltres transmite una intensa ternura  capaz de estremecer corazones. El pelo lacio y la piel blanquísima semejan la más delicada de las sedas. Adriana es una princesa de nueve años.

Muñecas, peluches, agua de colonia, una piñata, televisor, DVD y los más diversos objetos personales, conforman el reino de Adriana pintado de azul y verde, colores del amor y la esperanza, que le llegan como aliento de vida por los profesionales de la Sala de Cuidados Intensivos del Hospital Infantil de Manzanillo.

Adriana padece una artrosis cortical severa que le impide valerse por sí misma y permanece en ese servicio  desde los  dos meses de nacida el 24 de enero de 2006.

Es la niña de todos: médicos, enfermeras y técnicos intensivistas la rodean no solo de la atención que su estado de salud  requiere, también del cariño y mimos, en los que participa además una maestra ambulatoria.

Pero Adrianita tenía un sueño: conocer, conversar, y besar a Cándido Fabré uno de sus intérpretes favoritos. La ilusión se materializó la tarde de este jueves con la complicidad de muchas personas, especialmente de Noris, Mari y la seno Eovanis Alfonseca Naranjo.

“Ella está alegre. Ahí donde usted la ve también está nerviosa pues soñó mucho con este momento y no pensó que nosotras íbamos a cumplir su deseo de traerle a Fabré aquí. La niña necesita siempre mucho afecto.”

Adriana se vio feliz. Impresionó bailando desde la cama “Pa’que se vaya lo malo” y “La Negra vive en Macuto”. A la decena de personas presentes en el cuarto se le humedecieron los ojos, pero la satisfacción venció a las emociones.

Cándido Fabré acarició el rostro conmovido de la pequeña de nueve años, le regaló un afiche, con voz entrecortada dijo que la Revolución siempre pondrá por delante la salud de sus hijos a pesar del férreo bloqueo estadounidense y prometió regresar junto a su familia manzanillera y la Negra protagonista de la popular canción.

“He venido por un elemental sentido de humanidad, de paternidad. Se pone de manifiesto que la familia es algo más que el que verdaderamente lleva tu propia sangre y un día de estos, en vez de venirla a ver aquí, la veremos bailando fuera así que Dios, mamá Sixta y papá Neto te bendigan nena.”

Una cámara fotográfica retrata los instantes emotivos que viven todos. Como no hace mucho tiempo la niña sale en su silla de ruedas hasta la puerta  para despedir al invitado. Adriana besa su manita derecha, la sopla y perfuma el ambiente del alivio que siente por el gesto paternal de Cándido Fabré.

Se vuelve y regresa a su reino de vida, amor y esperanza segura de que vendrán nuevos momentos de felicidad. Cándido Fabré, Manzanillo Cándido Fabré

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