El alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 en su ingenio Demajagua tuvo una repercusión en el ámbito regional muy importante porque fue el fin de los movimientos insurreccionales en América para obtener la independencia de España, asegura Ludín Bernardo Fonseca García, Historiador de la Ciudad de Bayamo.

El Doctor en Ciencias precisa que el estallido cubano, antecedido por el resto de las colonias y marcado por 30 años de lucha contra la Corona europea, lleva hasta su fin los cuatro siglos de dominación en el continente, saqueado y explotado.

 

 

Pese a que los españoles intentaron minimizar la acción bélica del archipiélago, fue resaltada y reconocida por varios países, sobre todo Sudamericanos, – destaca Fonseca García- por ejemplo la prensa de Guatemala, y otros periódicos recogieron el hecho, lo que significa la trascendencia para el área.

“Se dieron cuenta los países sudamericanos y del resto del área que era el anticipo de una lucha que no culminaría hasta que Cuba fuera libre e independiente y que con el inicio de esta lucha terminara la dominación colonial española en América”, resalta el especialista.

El historiador reconoce que la decisión de alzarse por los patricios bayameses les tomó demasiado tiempo, “a los bayameses les resultó más fácil tomar la determinación de iniciar la conspiración por la independencia de Cuba -hecho concretado en dos días-, pero demoraron dos años en definir el día que se iban a alzar, apunta.

Destaca que Céspedes, pese a ser muy criticado, merece el mérito indiscutiblemente de aquella gesta por tomar las armas y lanzarnos al mundo de pie y no de rodillas como hacía 400 años estábamos.

La Revolución cubana se forjó con hombres de ese calibre, luchó contra un imperio en sus inicios, después tuvo que enfrentar a la potencia norteamericana y así sucesivamente siempre se ha tenido que estar construyendo y enfrentando esas grandes adversidades, lo constituye una de las fortalezas de la Revolución y ser una nación tan sólida hasta nuestros día, sostiene.