Ante la necesidad de realzar el rol social de la historieta en la mayor de las Antillas, el comité organizador preparó un extenso programa teórico enfocado en el rescate y difusión de la labor de diseñadores, productores y caricaturistas, urgidos de este tipo de debates.
Con marca registrada entre distintas generaciones, ‘la historieta cubana conserva valores artísticos capaces de cautivar en la actualidad a públicos diversos, sin embargo se necesita del apoyo estatal’, reflexionó Ivette Ávila, especialista del Instituto Superior de Arte.
Precisamente sobre la misión social del comic en el país, intercambiaron profesionales de Pinar del Río, Villa Clara, La Habana, Santiago de Cuba y Matanzas, enfocados en incentivar la difusión y promoción de los códigos del género de la historieta como objeto de producción artística.
A su vez, el evento estuvo dedicado al cómic de la región francófona, y a ella estuvo dirigida la conferencia inaugural, acerca de la producción y desarrollo de historietas en Francia, a cargo de Alfredo Fuentes.
El Movimiento Cubano de la Animación, integrado por jóvenes caricaturistas y realizadores, que procuran nuevas formas de financiamiento con el apoyo de embajadas radicadas en Cuba, tiene la intención de mostrar la animación como plataforma aglutinante.
‘Objetivo fundamental es sensibilizar al público cubano pues la historieta no solo es reducto de literatura infantil, y requerimos colocarla en el centro del arte cubano’, agregó Fuentes, especialista del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, que auspició el evento.
A uno de los principales protagonistas en el quehacer del comic en la mayor de las Antillas, estuvo dirigida una de las jornadas; Juan Padrón en sus 70 cumpleaños, creador de Elpidio Valdés, personaje distintivo en el animado cubano, convertido en estandarte cultural.
En su ejemplo se inspira la vanguardia de caricaturistas nacionales, donde sobresalen Arturo Aguiar, e Ivette Ávila, quienes intencionaron las diversas formas de creación con pocos recursos en un país con un número creciente de productores independientes.
A propósito se abogó por el apoyo institucional de centros como el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica, Icaic, y los Estudios de Animación de la Televisión Cubana, únicos habilitados para este tipo de producción.
‘Se requiere de academias especializadas que se dediquen directamente a la enseñanza de la animación’, expresó Arturo Aguiar en su taller De la tinta al pixel, en tanto Ivette Ávila, ofreció una serie de herramientas para los interesados en hacer del animado cubano un producto con una solidez estética.
‘Necesitamos retomar el interés por la animación que es vista con estigmas, cuando es una expresión que mueve sensibilidades; sin embargo en Cuba no se valora aun cuando tiene disímiles perspectivas de manifestaciones, sentenció la especialista.
Los reunidos también dialogaron acerca de la necesidad de preservar la memoria y el legado de la historieta cubana, ‘pues se precisan crear archivos que recojan el quehacer de quienes han dedicado gran parte de sus vida al comic en el país’, a decir de Ávila en uno de los paneles.
El programa teórico incluyó además temas relacionados a la historieta como fenómeno social, explotada económicamente por la industria cultural con producciones como videos juegos y otras plataformas para internet.
En la VII edición de la Jornada de Arte Comic, destacó además la habilitación en el patrimonial Callejón de los Milagros, de un espacio para descargar vía wifi aplicaciones, videos y programas audiovisuales para la generación de relatos animados.
Presentaciones de libros, de las editoriales Gente Nueva, Ácana, y el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, también matizaron el evento, cuya muestra competitiva tuvo lugar en la Galería Larios, ubicada en el centro histórico de esta ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las Jornadas de Arte Comic tienen el objetivo de promover las creaciones y actividades de los caricaturistas cubanos y desarrollar toda una promoción cultural y divulgación, capaz de trasmitir un mensaje sociológico, y mover ideologías.
Su génesis se remite a la primera muestra expositiva No tengo a Superman, tengo a Elpidio Valdés, del 2010, concebida para impulsar el desarrollo del denominado noveno arte en la nación caribeña.