Un texto publicado en la enciclopedia EcuRED refiere que días antes de iniciar la lucha emancipadora del pueblo cubano, el 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes “decide publicar un periódico que fuera el portavoz del programa revolucionario”.
El patricio hace realidad ese propósito una semana después de la clarinada gloriosa en su ingenio La Demajagua, en la región de Manzanillo.
En algunos textos aparece que fue el 17, y en otros ese día o el siguiente, que Céspedes llega con varios seguidores en la descomunal empresa por él encabezaba, a una vieja imprenta en Bayamo en la que era confeccionado en ese momento el primer número del periódico.
Allí se encuentra, en calidad de director de la publicación, el poeta revolucionario José Joaquín Palma y al preguntarle Céspedes cuál será el nombre de esta, le responde: “¿No vamos a libertar al cubano? El periódico, pues, debe llamarse El Cubano Libre.
En el número inicial del nuevo instrumento de la revolución emancipadora, aparece un texto titulado Orden del Día, rubricado por Céspedes como general en jefe del Ejército Libertador, en el cual ofrece al pueblo de Bayamo velar por su tranquilidad y respetar sus propiedades.
A partir de ese momento y durante dos meses y medio, El Cubano Libre publicó diariamente noticias sobre hechos de armas, artículos de fondo, disposiciones oficiales y una sección poética donde aparecen, entre otros trabajos, las dos estrofas iníciales de La Bayamesa (hoy Himno Nacional).
El Cubano Libre deja de editarse debido a la quema de Bayamo, el 12 de enero de 1869. Reaparece casi seis meses después, el 4 de julio de 1869, en territorio camagüeyano.
En esa nueva etapa, que se extendió hasta 1871 en que fueron destruidas sus instalaciones, se identificó como periódico oficial de la República de Cuba.
Resurge el 3 de agosto de 1895, por orden del General Antonio Maceo y Grajales, pues en su opinión “El Cubano Libre es un cuerpo de ejército compuesto de doce columnas, que se bate, se bate bien, diariamente, por la causa de Cuba; y los españoles darían algo por darle una carga…”.
En 1914, al morir su director Mariano Corona Ferrer, designado para el cargo por José Martí, la publicación apaga su voz otra vez, pero no para siempre.
Cuarenta y tres años después, en 1957, en El Hombrito, Sierra Maestra, el Ejército Rebelde crea su periódico y el Comandante Ernesto Che Guevara decide bautizarlo con el nombre de El Cubano Libre, al considerarlo continuador de aquel nacido 89 años antes, cuando cubanos dignos luchaban contra la metrópoli española.
Octubre es un mes cargado, para los cubanos, de efemérides significativas, por lo que la del nacimiento de El Cubano Libre pasa, en ocasiones, inadvertida.
En mi modesta opinión, en posteriores ediciones de la Jornada de la Cubanía, que desde hace varios años se realiza en Granma con motivo del Día de la Cultura Cubana, podría dedicársele un espacio a El Cubano Libre.
Se me ocurre, también, que la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), en Granma, la cual tiene aprobado realizar un concurso con temática histórica, podría dedicar, por ejemplo, un simposio a dicha publicación.
A 152 años de su nacimiento, El Cubano Libre vive en la obra que contribuyó a realizar.