Cuenta que la música fue desplazando poco a poco otros intereses en su vida y, aunque finalmente llegó al mundo profesional, para nada le interesaba la fama cuando -guitarra en mano y al mando de un pequeño grupo- realizó sus primeros intentos, allá por 1998.
Quizá, ahí radique una de las principales virtudes de Antonio Ávila Bacas (Tony Ávila), un joven inexperto que intentaba abrirse paso en el arte, pero con el único objetivo de solventar económicamente a su familia.
“Fue algo complicado. Empecé para sobrevivir, no pretendía ser conocido ni ir más allá. Ya tenía familia (con dos hijos) y quería mejorar para darles el sustento. Con ese fin entré a la música”, revela sin titubear y una sinceridad que asombra.
-Incursionas en varios géneros, ¿pero existe preferencia por alguno en específico?
-En la canción que hace reflexionar, pensar, la que influye en las personas; en la que sensibiliza y compromete. De hecho, la música divierte y si la haces con ese fin, mucho mejor. Esa posibilidad de que la gente escuche el tema, baile cuando llega el tumbao y haga el coro, es la traducción casi exacta de lo que he soñado.
“Aún así, saben que van a ver a un trovador con una banda pero no bailable, por lo que hacerlo en plazas abiertas es un reto muy grande, y lograr que la gente llegue y se quede, me halaga”.
-¿Cuánto le han aportado a su carrera musical los conocimientos de Licenciatura en Filosofía e Historia?
-Han sido esenciales. Me aportó contenido y cultura, y con esas herramientas las canciones comenzaron a ser diferentes. Además, encontré respuestas a muchas preguntas.
-¿De qué músicos y de qué música ha recibido mayor influencia en su formación?
-De la música cubana en general, la popular y la bailable. Escuchaba a Van Van, y me deleitaba con la de Rubén Blades, Oscar de León, Juan Luis Guerra, y con la de habla inglesa.
“Por supuesto, no niegó la influencia que tuve al oír a Silvio (Rodríguez), Pablo (Milanés) y a todos los seguidores de la trova cubana, sobre todo, por los mensajes que traían”.
-¿Cómo concibió Qué se haga la luz?
-Es un disco nuevo que rompe un poco con los anteriores, sin echar por tierra la esencia de lo que hago. Tiene una sonoridad diferente y otra manera de concebir la canción, porque hay más audacia y ya podemos defender en vivo.
“Además, llegó en un momento favorable, hay artistas extranjeros que están cantando mis canciones, como Johnny Ventura y Gilberto Santa Rosa”, expone en alusión al tema La bala, nominado a los Grammy Latino de este año, en la categoría de canción Tropical, antes de insistir que “es uno los hechos más felices”.
Sin lugar a duda, ese acontecimiento confirma que Tony Ávila transita por el mejor momento de su carrera, al igual que la otra nominación a los Grammy con el fonograma Tronco viejo (en salsa), que presentó el dominicano Johnny Ventura durante el Cubadisco 2016.
De la decena de composiciones del referido volumen, cuatro son de la autoría de Tony. Además del que comienzan a popularizar Ventura y Santa Rosa, se encuentran Si yo tuviera dinero y La vida vs la muerte, que vocaliza con Johnny, y el que da nombre al disco.
Su obra contiene crónicas sociales, humor y, en ocasiones, doble sentido. De ahí, la preferencia por una comunicación diáfana y directa, “para que no haya barrera que se interponga entre el público y yo”, explicó durante su última visita a Bayamo, en la recién concluida XXII Fiesta de la cubanía.
“Eso que pasó hoy fue una descarga, la gente me acompañó con una complicidad sana”, acotó, al término de su presentación en el área de las tradiciones (en La Ollá), en vísperas del Día de la cultura nacional.
-¿Y el público bayamés?
-Nos acogió con tremendo cariño. Yo soy Tony Ávila aquí, en la calle y donde quiera, eso hace que la gente se acerque, me pida fotos y que firme autógrafos. Además, me eduqué así.
“Los cubanos tenemos que saber qué representa Bayamo para la cubanía. Ojalá no se pierda esa esencia”.
-¿Contento Tony con su carrera?
-Si te digo que no, te miento. Existe un equilibrio entre lo que he logrado y lo que aspiro.