El fijador 225

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Por Roberto Mesa Matos | 31 mayo, 2017 |
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Manzanillo.- Un cumpleaños es motivo de alegría, satisfacciones compartidas, de belleza y elegancia personal; pero si la celebración adquiere dimensión comunitaria va más allá de eso convertida en exaltaciones sociales.

Así sucede hoy en la ciudad del Golfo de Guacanayabo, a las puertas del aniversario 225 de la fundación de la urbe, cuando el 11 de julio de 1792, una orden del Rey de  España confirió a Manzanillo el título de villa.

El festejo convoca, une y transforma en la medida de las posibilidades económicas del territorio, pero ¿hasta dónde los propios residentes se involucran en lo que se hace?, ¿cuánto de efectivo tendrán las tareas de remodelación y mantenimiento de las obras de beneficio social y comunitario?

Las interrogantes pueden señalar también la calidad de las acciones, el control de los recursos que a ellas se destinan y la adecuada explotación que se les brinde una vez puestas en función del pueblo.

Más de una decena de esas instalaciones se pondrán a disposición de los manzanilleros y manzanilleras durante la semana de convite, muchas de ellas vinculadas al comercio, la gastronomía y los servicios.

Los funcionarios, administrativos y trabajadores de ese sector tienen gran cuota de responsabilidad  porque un añejo, pero cada vez más cercano slogan, afirma que el trabajo de ellos es el pueblo, como la calidad es el respeto y la razón siempre la tienen los clientes.

Una pequeña muestra de lo anterior está en las dos cremerías de la ciudad del Golfo, instalaciones que sin dejar de ser atractivas, lucen hoy banquetas con el vinil deteriorado, pisos rotos, falsos techos manchados y lámparas defectuosas.

La esplendorosa casa especializada para la venta de perros calientes hace hoy honor a su nombre Las Ruinas, pues el retroceso gana terreno allí con kioscos deslucidos, pobre oferta y empañada imagen de manera general.

La terraza del Salón Rojo, emblemático cabaret ubicado en el mismo centro de la ciudad, demandó por años a gritos una transformación que hoy es evidente, pero es lamentable que un sábado a las nueve de la mañana no existan ofertas en el día “más bonito” de la semana.

¿Qué decir del antiguo mercado de los colores La Kaba, que de los años de brillantez solo queda el recuerdo?

Sí: en el presente un programa de reparación intenta devolverle el esplendor, pero ojalá la carrera contra el reloj del cumpleaños no haga mella en la calidad de las acciones constructivas, el gasto de recursos y al final sea peor “el remedio que la enfermedad”.

Los empeños constructivos y de prestación de servicios en el comercio, los servicios y la gastronomía manzanillera, en la mayoría de los casos, no demandan grandes recursos y sí mucho compromiso, sentido de pertenencia y liderazgo de los dirigentes administrativos y trabajadores.

El primer secretario del Partido en Granma, Federico Hernández Hernández asegura que ese será el mejor regalo a la fiesta de julio y recalca que a todo hay que anteponer “la inteligencia, iniciativas y empeños colectivos.”

Están ahí las palabras claves para que el fijador 225 trascienda el festejo, y perfume, por mucho tiempo el ambiente manzanillero.

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