Cada dos de diciembre encierra para los granmenses el compromiso permanente de defender la libertad que entró en el yate Granma al mando del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz por Los Cayuelos, en Playa Las Coloradas, en el costero municipio de Niquero.
Para los jóvenes, la fecha trasciende como un motivo de orgullo de poder expresar los sentimientos patrióticos y reeditar uno de los hechos de mayor valor, coraje y determinación de Fidel y sus compañeros en la última etapa de la lucha por la libertad definitiva de Cuba.
Así lo vivieron y expresan Alejandro Rivera Jardín y Annieris Abraham, dos mozalbetes que integraron el grupo de ochenta y dos jóvenes que al amanecer del domingo rememoraron el desembarco del emblemático yate.
“Fue muy emotiva la experiencia de participar en esta actividad. Es un momento de orgullo y regocijo para cada joven cubano. Hoy nos correspondió a nosotros y creo que Fidel y los demás expedicionarios realizaron en 1956 una gran hazaña, vestidos de hombres inmensos.
“Un kilómetro y 336 metros en los cuales pasó por mi mente lo que vivieron aquellos revolucionarios decididos a ser libres o mártires, lo que nos regalaron este camino hecho de sangre, sudor, independencia y soberanía que tenemos que preservar”, expuso Alejandro, quien es presidente de la Federación Estudiantil Universitaria en la Filial de Ciencias Médicas Efraín Benítez Popa, de la ciudad de Bayamo.
Annieris Abraham es psicóloga en la Fiscalía de la República de Cuba en Granma y expone que desde ahora tendrá nuevas experiencias que trasmitirles a sus compañeros de labor, especialmente a los jóvenes.
“Aquí demostramos que nosotros nunca le vamos a fallar a Fidel y la Revolución, unidos, comprometidos y laboriosos. Llegar a Cabo Cruz, desembarcar por el mismo sitio, mojarnos y alzar los fusiles fue revivir la historia en una bonita y especial mañana. Nos hace crecer y modelar nuestro carácter y principios”, concluyó la joven.