El otro 1,1 por ciento

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Por Sara Sariol Sosa | 18 julio, 2017 |
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Asistidos por esa lógica aspiración humana de progreso, no pocos cubanos han convertido en centro del debate popular, ese que espontáneamente se convoca en la cuadra, en la esquina, en reuniones de amigos…, el comportamiento del plan de la economía nacional en el primer semestre de este año, cual análisis en las últimas sesiones del Parlamento.

Uno de los temas más sopesados es el 1,1 por ciento de crecimiento del Producto Interno Bruto estimado para dicha etapa, demasiado discreto en opinión de muchos, aun cuando se explicó, tal resultado logra detener el decrecimiento del 2016, en medio de persistentes condiciones adversas por la inestabilidad en el suministro de combustibles y la disponibilidad de divisas

Mas, es entendible esa insatisfacción, si en el sentir de todos está el deseo de que la reanimación económica propuesta ascienda cada vez más, y se refleje en lo social, en nuestra calidad de vida.

No es posible conseguir que cada quien  pueda hacer un análisis especializado del por qué tan discreto ascenso, pero sí de las reservas explicadas y que no salen a la luz por primera vez, relacionadas con el aún insuficiente uso racional de los recursos materiales y financieros que se respaldan en el plan y el presupuesto.

Acaso en esas y otras reservas esté un uno por ciento más que pudo haberse logrado, y que nos hubiera proporcionado mayor alegría.

Somos conscientes de factores externos incidentes en toda la actividad económica cubana, pero no acabamos de asumir de manera efectiva cuanto más nos corresponde hacer en lo particular, en los colectivos obreros para paliar por otras vías esos frenos.

Nuevamente surge la convocatoria a elevar la eficiencia empresarial, a atender con prioridad las inversiones, racionalizar los portadores energéticos, y lograr una mejor gestión de los inventarios, plagados de bienes de lento movimiento y ociosos, a pesar de que, en ocasiones, ha quedado demostrado que muchos de estos duermen en almacenes cuando en otros lugares hacen falta.

En ese listado de retos recurrentes existe la necesidad de elevar cuanto más se pueda los ingresos, con alternativas de todo tipo, y disminuir los gastos, a aprovechar mejor lo disponible, y desterrar ese fantasma del desvío de recursos.

El segundo semestre es otra etapa de prueba en ese sentido, y la provincia de Granma no está exenta de ella.

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