Verde y flaco se ve hace meses el río Cauto. Aunque lo tienen al alcance de la mano, los residentes en el poblado de Cauto Cristo no pueden beber de él, por estar turbio y subido de sal. Para que puedan saciar la sed y cocinar los alimentos, carros cisternas les llevan agua desde Bayamo, distante 25 kilómetros, depositándola en un reservorio, denominado de fácil acceso, al cual acuden los citadinos y residentes en barrios aledaños.
Odalmis González González, define esa solución alternativa “una bendición, porque todo el día, hasta por la noche, hay agua, y de muy buena calidad para tomar y cocinar”.
Alberto Capote Reyes, director de la Unidad empresarial de base (UEB) Acueductos y Alcantarillados, en ese municipio, expone que en la actualidad son cerca de 15 mil los clientes de su entidad abastecidos mediante camiones-cisterna con capacidad para ocho mil litros, que dan dos y hasta tres viajes diariamente, y cuyo costo es de 420 pesos cada uno. Otros cinco mil 500 consumidores satisfacen sus necesidades, con medios propios.
“En El Salvial se secó la fuente de abasto y buscábamos agua a 22 kilómetros en Mir, Holguín, hasta que fue construido y puesto en explotación un pozo, que no estaba en el plan de inversiones de este año”, refiere Capote Reyes.
Alquilar tres tractores y dos camiones particulares para reforzar la distribución del líquido, bajar hasta el lecho del río Cauto los equipos de bombeo para que puedan succionar y el incremento en gastos de combustible, mangueras y materiales de construcción que esas acciones implican, son mencionadas por Capote Reyes, para quien, “aunque en los últimos días han caído algunos aguaceros, en cuanto escampa sigo en sequía”, porque son insuficientes para la recuperación hídrica.
EMBALSES DEPRIMIDOS
Una vez acomodados en el microbús para retornar a Bayamo y de ahí enrumbar hacia otros sitios, uno de los integrantes del círculo de Periodismo especializado Amigos del agua (dulce), que recorrimos recientemente la localidad mencionada, aseguró haber visto, en el río Cauto, a una tilapia bañándose con un cubo y un jarrito. Un colega no quiere quedar atrás y promete enseñar, después, la foto hecha a un grupo de biajacas enfrascadas en una discusión sobre los turnos en la cola para subir a obtener agua en el punto de fácil acceso mencionado.
Una muestra del humor, reseco en este caso, propio del cubano, olvidado al subir a la cortina de la represa Guisa, en la localidad homónima, y observar que está casi vacía, pues solo retiene tres millones 232 mil litros de agua, representativos del cinco por ciento de su capacidad: 66 millones y medio.
Y es precisamente Guisa, la más dañada en esta provincia por la sequía, al reportar, en el momento de hacer este trabajo, 16 comunidades cuyas fuentes de abasto se achicaron.
A esa cifra de asentamientos afectados se añaden otros 22, varios en zonas montañosas, diseminados en Pilón, Jiguaní, Bayamo, Media Luna, Campechuela, Bartolomé Masó y Buey Arriba, en los cuales residen 42 mil personas que son abastecidas con pipas, lo que reporta un gasto considerable de combustible, puntualiza Eric Benítez, director provincial de la Empresa de Acueductos y Alcantarillados.
La represa Guisa es la de peor situación, pero varias de las otras 10 administradas por Recursos Hidráulicos en Granma muestran, también, una imagen nada llamativa, pues solo cuatro están al 30 por ciento o más de llenado: Cilantro (Pilón) 30 por ciento; Cauto del Paso (Bayamo) 34; Pedregales (Bayamo) 37, y la derivadora Vicana (Media Luna) al 75 por ciento.
La provincia, con capacidad para retener 940 millones 620 mil metros cúbicos de agua, tiene 204 millones 58 mil metros cúbicos, o sea, el 22 por ciento.
Aunque en el 2014 en Granma el acumulado total de lluvias (mil 336,6 milímetros) superó el promedio histórico (1288,0 mm), las precipitaciones ocurrieron en zonas llanas, debajo de las presas, las cuales, por tanto, no fueron beneficiadas con los escurrimientos.
Por el contrario, el comportamiento de las precipitaciones en los primeros cinco meses y medio de este año, es el 72 por ciento del acumulado histórico.
No obstante la crítica situación en cuanto a disponibilidad, el agua para el suministro a la población este año -bien sea por las vías establecidas o alternativas-, está garantizada, asegura Jorge Luis Saldaña Arévalo, director de la Empresa provincial de Aprovechamiento Hidráulico.
Para otros sectores no es posible hacer lo mismo en estas circunstancias. A la Agricultura no le suministrarán unos 62 hectómetros para el programa arrocero, que representa dejar de plantar unas 26 mil 600 hectáreas, atendidas por unos nueve mil campesinos.
En entrevista publicada en el sitio CNC TV digital, Sergio Oliva Leyva, subdelegado de Cultivos Varios en Granma, afirma: “La sequía ha provocado atrasos en la siembra correspondiente a la (actual) campaña de primavera, con marcada incidencia en granos y viandas. Está afectada una superficie de cerca de nueve mil hectáreas de viandas, hortalizas, granos y frutales”.
A las medidas mencionadas, puestas en práctica para mitigar el negativo impacto de esta intensa sequía, se añaden la colocación de metrocontadores a consumidores conectados a conductoras, dividir en sectores hidrométricos las áreas cubiertas con sistema de acueducto, intensificar el enfrentamiento a ilegalidades en la obtención de agua, erradicación de salideros en redes, reparación y mantenimiento de canales, construcción de pozos e importación de equipos de bombeo, para mencionar algunas.
Corresponde a los consumidores de los sectores estatal y residencial, jerarquizar la prioridad uno de la política nacional del agua: uso racional y productivo.