A finales del pasado año, medios digitales extranjeros publicaron los 25 destinos turísticos para el año 2018. Entre los atractivos, se incluye a Cuba por los valores naturales y tradiciones vernáculas del municipio pinareño de Viñales.
Publicada por La Demajagua en Martes, 13 de noviembre de 2018
Dedicado al senderismo, bicicleta, cabalgatas, observación de aves y otras modalidades, Pino pertenece al Buró de Patrimonio y mostró a este periodista de Prensa Latina los encantos del lugar.
Señaló que el sendero bautizado como Del Mirador al Valle parte de un balcón ubicado en áreas del hotel Los Jazmines, desde donde se tiene una vista sumamente interesante, inmortalizada por muchos fotógrafos.
Antes del triunfo de la Revolución cubana en 1959, en este sitio no había más que un pequeño comercio, el restaurante Vera, pues el valle como tal se dio a conocer en los años 20 del pasado siglo debido al pintor Domingo Ramos Henríquez.
El artista ya era famoso en 1938, buscaba un paisaje de interés para plasmarlo y fue entonces que Ramos Henríquez inmortalizó el valle de Viñales en un óleo grande que representó a Cuba en una feria en Nueva York.
Un año después, el Club de León propuso la obra de un mirador -no el actual- y en 1941 se erigió un monumento al pintor por internacionalizar ese panorama cubano.
A partir de la Revolución fue muy visitado y recibió diversos reconocimientos como Área Protegida (1976), Monumento Nacional (1978), Paisaje Cultural de la Humanidad (1999, Unesco) y Parque Nacional (2000, Consejo de Ministros).
Todos estos reconocimientos, comentó el guía, están encaminados a fortalecer la protección medioambiental de ese escenario.
Es un paisaje sumamente enriquecedor, en una provincia significativa, como lo declaró la delegada del Ministerio de Turismo (Mintur) en Pinar del Río, Deborah Henríquez Lorenzo.
En el territorio -informó la directiva- operan cadenas hoteleras, extrahoteleras y de servicio con la presencia de Islazul, Cubanacán y el Campismo Popular.
Estas instancias trabajan con 458 habitaciones para el alojamiento sobre todo en el polo de Viñales y en el municipio cabecera (Pinar del Río), con serias perspectivas de crecimiento en el futuro inmediato.
UN SITIO MUY ESPECIAL
Uno de los lugares que más impacta a quienes llegan a Cuba en busca de descanso activo es el valle de Viñales, caracterizado por sus mogotes entrelazándose con el árbol nacional, la palma real, y unas elevaciones muy típicas.
El poblado del mismo nombre se ve en la actualidad lleno de caminantes, personas con mochilas y dispuestos a andar y tirar fotografías de este paisaje muy verde y natural, matizado por los sembradíos de tabaco, y atesora toda la gama de colores que un amante de la naturaleza pudiera esperar de su visita a Cuba.
Resulta en realidad uno de los sitios turísticos más conocidos de la isla. Se trata de 132 kilómetros cuadrados de extensión integrante de la Sierra de los Ã’rganos, en las montañas de Guaniguanico.
Predominan las rocas calizas, pizarras, esquistos y areniscas. Como complemento ideal, se encuentran las zonas cársicas, sus mogotes. Tiene tres establecimientos hoteleros de reconocido prestigio: los hoteles Los Jazmines, La Ermita y Rancho San Vicente. En estos momentos proliferan los alojamientos y restaurantes privados, en colaboración con el Mintur y que otorgan posibilidades adicionales al lugar.
Por esos parajes se encuentran los terrenos de tabaco, con la peculiaridad de tener un suelo químicamente perfecto para la hoja y un clima muy acorde con los resultados: la confección del puro habano, considerado el mejor del mundo.
El tabaco por esa zona perteneciente a Vuelta Abajo, se señala como la mejor capa.
Por la autopista nacional se llega fácilmente a Pinar del Río, en un viaje que obliga siempre más al occidente rumbo a la Sierra del Rosario, con su Pan de Guajaibón, la mayor montaña de esa región con 699 metros sobre el nivel del mar.
Ya hacia el sur de la capital provincial aparece la Meca del tabaco, las llanuras de San Juan y Martínez, con su visión de vegas, unas al sol, otras tapadas, sobre todo las dedicadas a hojas de capa.
Como sello distintivo está el Mural de la Prehistoria, en el propio valle, obra del pintor cubano Leovigildo González, que recrea las distintas etapas evolutivas de la humanidad sobre una pared de uno de los mogotes.
El lugar tiene varios senderos, como Del Mirador al Valle; los participantes en grupos de 20 personas se adentran en el paisaje que en la mañana desde el mirador pudieron retratar. En el centro se aprecian pequeñas casas de campesinos que cultivan la tierra y atienden a los animales.
La caminata permite a los viajeros no solo ver cerca los mogotes, sino conversar con los campesinos y terminar el recorrido con un almuerzo en la casa de uno de ellos, una comida tradicional con predominio de los frijoles, el arroz o la carne de cerdo.
Un escenario verdaderamente impresionante, amigable y colorido que muchos viajeros prefieren incluso ver más de una vez.