Las escenas de desórdenes públicos, violencia, tensiones sociales y odio por estas horas en Cuba tienen en sus intenciones el denominador común de sembrar la inseguridad, el miedo, la desconfianza y dar el tiro de gracia a la Revolución y el Socialismo.
Esto último, como expresó el primer secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz – Canel, lo permitiríamos por encima de nuestros cadáveres porque nunca entregaremos la obra que tanta sangre, valor, rebeldía y heroicidad ha costado.
Las redes sociales de internet son en el presente el principal escenario de confrontación y por ahí se inyecta el veneno a la desobediencia, a salir a las calles a protagonizar actitudes irresponsables contra de la salud de esas personas, de sus familiares y de los revolucionarios que salimos a responder con el arma de las ideas y la verdad.
Quienes el 11 de julio estuvimos en el parque Carlos Manuel de Céspedes e indagamos por los reclamos, constatamos que esas personas no tenían clara la definición de lo que deseaban y resultó muy triste ver a algunos a los que el Gobierno les garantiza gratuita la reparación o construcción de sus viviendas y ahora viran cañones contra este, ¿y entonces?
Facebook, Twitter y Whatsapp han visto crecer los mensajes que alientan esas actitudes y son además el caldo de cultivo para operar los escenarios con imágenes e historias manipuladas, que no forman parte de la actual realidad cubana.
¿Quienes piden una ayuda humanitaria o gritan por Internet la invasión militar para Cuba creen ustedes que desean el bien para nosotros? Tampoco se vaya a confundir o equivocar: las bombas y balas vendrían sin nombres y apellidos e irían a parar por igual a los de patria y vida que a los de patria o muerte.
No se deje embromar: si retrocedemos un ápice en las trincheras vendemos nuestra dignidad al diablo y ahí sí no tendríamos salvación, porque sencillamente caeríamos en los tentáculos de la víbora.
Entonces, el futuro de Cuba sería similar a la realidad de pandillismo, violencia, alcohol, drogas, tristeza y muerte que reinan en El Salvador, Honduras, Guatemala y Colombia, ¿es eso lo que desea para sus hijos y nietos?
La Revolución es una obra perfectible que solo corresponde a los cubanos transformar convencidos del rumbo soberano y de autodeterminación que nos dejó Fidel, y olvidar esa máxima sería no sobrevivir al error.
El bloqueo económico de Estados Unidos pende sobre nosotros como espada de Damocles y no es mentira porque, año tras año, contra esa política hostil y genocida se manifiestan en Naciones Unidas, como promedio, más de 180 países.
Las dificultades internas están, pero se derivan de aquellas y las que no, constituyen el reflejo del ineficiente desempeño de quienes se espera mucho más.
Un datico para que valore: con una economía maltrecha por el cerco imperialista, el Estado cubano puso, solo en Granma durante año y medio, 116 millones de pesos para la atención de los pacientes positivos a la Covid 19. ¿A quién le costó un centavo?
Ah, esa cifra se refiere solo a los enfermos, no cuenta al personal sanitario, de servicio general y apoyo al que se le garantiza los alimentos, el hospedaje y los medios de protección. Sume usted y verá cómo crecen los dígitos.
El presidente cubano Miguel Díaz – Canel Bermúdez llamó hace unas horas al pueblo a la unidad, la tranquilidad y el amor entre todos. Esa tiene que ser la conducta de los que residimos en Granma por honor, orgullo y por el compromiso que significa continuar siendo el contrafuerte seguro de la Sierra Maestra, la Revolución y el Socialismo.