Elaboran diagnóstico de bioseguridad para el sector alimentario (+fotos y audios)

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 24 julio, 2019 |
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El Licenciado Alexander Pantoja Infante, del grupo empresarial Geocuba Granma elaboró un diagnóstico de  bioseguridad para la industria alimentaria, un sector donde la bioseguridad biológica no siempre se tiene en cuenta.

 

Alexander Pantoja Infante/FOTO Geidis Arias Peña

A decir de Pantoja Infante, el Decreto-Ley 190 sobre Seguridad Biológica  constituye el documento de mayor rango regulatorio en Cuba y persigue establecer los preceptos generales que regulan el uso, investigación, ensayo, producción,  importación, exportación y liberación al medio ambiente de agentes biológicos y sus productos, organismos y  fragmentos de éstos con información genética para la prevención de accidentes y la adopción de medidas         encaminadas a proteger el medio ambiente y en particular a la población.

“Cuando escuchamos estos conceptos enseguida nos llevan a un laboratorio ya sea de un centro asistencial, un centro de investigación para los cuales ya está establecido toda una metodología ya sea para la fase constructiva, de puesta de marcha, explotación o cierre.

“Sin embargo, el país no posee una norma marco que regule la política oficial del Estado en materia de seguridad alimentaria y sistematice de una manera coherente cada una de las disposiciones y principios descritos en esta materia por la  Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura; la Organización Mundial de la Salud y los polos alimentarios.

“No es que no existan normas en tal sentido, sino que falta seguimiento sobre todo en la industria alimentaria, donde la bioseguridad biológica como tal se deja fuera.”

“Desafortunadamente, la realidad cotidiana de una entidad es enfrentar situaciones       generadas a partir de decisiones que se tomaron en un momento, en que el                 conocimiento en este ámbito era menor al actual, por lo que, ante los escenarios          existentes, se deben gestionar los procesos con la mayor eficacia higiénico-sanitaria.

“Establecer e implementar un programa de bioseguridad requiere de inversiones en       recursos tecnológicos, intelectuales, financieros y humanos. Pero es una inversión que sirve como cimiento para que los productores logren preservar la calidad de los alimentos, obtener los mejores resultados y rendimientos económicos posibles,  protegiendo a la población a la cual va destinada la producción”, precisó.

“Con el objetivo de brindar a este sector sus interioridades en materia de bioseguridad alimentaria, trabajamos  en una metodología, que permite diagnosticar la situación existente en una determinada entidad, convirtiéndose en una herramienta de trabajo para accionar correctivamente sobre problemas existentes y preventivamente sobre futuras inversiones, para garantizar un adecuado ambiente higiénico sanitario que tribute   a favor de la inocuidad de los alimentos.

“Esta metodología  si bien está enfocada en la industria alimentaria puede extenderse a entidades de salud y otros centros donde la bioseguridad sea un punto fuerte y debe llevar como aspectos mínimos un análisis de la ubicación de la unidad, el diseño de la instalación y equipos de seguridad, el flujo de trabajo, identificación de los posibles agentes presentes; aislamiento exterior, acceso y circulación por las instalaciones; recepción de las materias primas, almacenamiento y salida del producto terminado”, precisó.

Otros elementos a tener en cuenta son las barreras de seguridad  (filtros sanitarios, transfer); medidas generales de higiene; drenaje (asociado a los equipos en contacto con los alimentos); control de plagas; manejo y calidad del agua (flujo, puntos críticos a tener en cuenta en el chequeo de efluentes y la gestión de los desechos sólidos, además de un plan de medidas preventivas y correctivas.

La intención en un futuro es hacer extensiva esta metodología y ajustarla a las particularidades de cada cliente.

Respecto al nuevo servicio que ofrece Geocuba, comentó Bárbara Pizarro Iturralde, de la empresa azucarera:

Bárbara Pizarro Iturralde, de la empresa azucarera/FOTO Geidis Arias Peña.

“Estoy en la tercera etapa del plan de manejos. Tenemos un vínculo bastante estrecho, el servicio es muy bueno y estamos complacidos con lo que nos ofrecen.

 

“Esta iniciativa me motiva a hacer otro contrato con la empresa pues el objeto social de Azcuba es producir azúcar, para ello contamos con cinco laboratorios, cuatro Centros de Reproducción de Entomófagos y Entopatógenos y derivados. Ya azcuba dio la orientación de que tenemos que implementar la seguridad alimentaria y me alegro de que se haya traído este tema aquí.”

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