Con una tasa de mortalidad infantil de 2,65 por cada mil nacidos vivos, llega la  provincia cubana de Granma a los últimos días del actual año, como resultado de la práctica de una estrategia preventiva y sistemática que abarca las atenciones primaria y secundaria de Salud.

Durante la etapa se produjeron ocho mil 617 nacimientos y 23 defunciones de menores de un año, y las principales causas de estas están relacionadas con afecciones perinatales y  malformaciones congénitas no diagnosticables.

Otros indicadores del Programa de Salud Reproductiva en Cuba, que consta de 37 subprogramas, todos con favorables efectos al compararlos con la media nacional, arrojan índices de fallecimiento prescolar de 1,8, escolar 2,2  y en menores de 5 años de 3,5; además una tasa de muerte materna directa de 23,2.

Los municipios de Cauto Cristo, Campechuela, Bartolomé Masó y Buey Arriba se han mantenido durante el año con cero mortalidad infantil, mientras Niquero y Yara tienen las tasas más altas de la provincia, con 6,4 y 5,6, respectivamente.

La doctora Mariela Veliz Fonseca, jefa del Programa Materno Infantil en Granma dijo a este diario digital que aquí se manejan diariamente de forma acertada los términos atención prenatal y secundaria, servicios de calidad, perfeccionamiento de genética comunitaria, consultas de planificación familiar y conducta oportuna frente a los factores de riesgo con los niños en la comunidad, y agregó que también han tenido positiva influencia los hogares maternos.

Actitud, aptitud y consagración al trabajo deben caracterizar la labor de los trabajadores de salud, amén del desprendimiento e interés por el ser humano que ya poseen.

La mortalidad infantil, que incluye todas las defunciones en menores de un año entre los nacidos vivos durante 12 meses, es un indicador internacional que mide el estado de salud de la población, definido adicionalmente por la esperanza de vida, superior en Cuba a los 75 años.