En busca del eslabón perdido (+ fotos, audio y video)

Roger Fernández Bodaño, coordinador de la industria alimentaria en Granma comenta sobre la  dirección en que el Minal enfoca el encadenamiento productivo en medio de las limitaciones que vive el país en lo energético, el suministro de materias primas y envases.
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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 12 febrero, 2020 |
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Roger Fernández Bodaño, coordinador de la industria alimentaria en Granma/ FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

Lejos de una sumatoria de ideas, los encadenamientos productivos incluyen a un conjunto de actores económicos asociados en la cadena de valor de un producto, que interactúan entre sí para obtener beneficios y aumentar su competitividad.

Dada su relevancia perfila entre los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de Cuba  hasta 2030, que pretende potenciar desde el desarrollo local,  los encadenamientos productivos en la industria alimentaria y otras esferas.

Granma no marcha ajena a este fin, así lo confirma Roger Fernández Bodaño, coordinador de la Industria alimentaria en esta provincia, quien enuncia debilidades, fortalezas y proyecciones en este sentido.

El Minal se encadena en todo el territorio con la Agricultura y Azcuba, de los cuales depende la  industria cárnica, láctea, la local alimentaria, y la de conservas y vegetales.

“La láctea, por ejemplo  tiene trabajadores, conocimiento e instalaciones para procesar el doble de la leche que hoy recibe, sin embargo, la insuficiente entrega hace que dependa de las importaciones de leche en polvo, lo cual la hace vulnerable aunque ha logrado circular algunos de sus productos a lo largo del país.

“La de conservas  trabaja básicamente en la campaña de mango y tomate, y se caracteriza por largos baches productivos de ocho y nueve meses, y la cárnica, demanda de grandes entregas teniendo en cuenta que Granma es, a los efectos de consumo, la cuarta provincia del país por el número de habitantes, y en cualquier indicador productivo que no sea la cuarta, empieza a depender de importaciones o del envío de otros territorios, lo cual hace muy sensible a la provincia”, destacó Fernández Bodaño.

FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

Pese a este contexto, Granma cuenta con un grupo de fortalezas que benefician al Minal: es la mayor productora de arroz en Cuba y genera de un arroz que no tiene valor comercial genera altos volúmenes de harina.

El año pasado, por ejemplo, solo la industria cárnica consumió 256 toneladas, el Minal debe andar en el orden de las 400, sin contar la acuicultura, la industria de conservas, y el lácteo, que desarrolla una línea de nutri arroz con índices de consumo. Si sacamos la cuenta que la harina de trigo vale 900 dólares americanos importarla tiene un impacto fuerte.

En el territorio se produce CO2 en el central Arquímedes Colina, indispensable para la producción de refresco embotellado y la cerveza; se produce azúcar, por lo tanto en esa dirección está el encadenamiento hacia atrás del Minal para asegurar niveles de actividad y justificar un programa de desarrollo.

El turismo, las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), aunado al consumo de una provincia cuya población tiene casi 900 mil habitantes, y la merienda escolar, demandan altas producciones, por tanto, el encadenamiento está hacia ahí.

En los momentos en que casi anda se exportaba, el Minal siempre estuvo exportando determinados rubros, pero no al nivel de sus potencialidades. Hoy se crece en la exportación del camarón, en cantidad y calidad, y en otros productos pesqueros de la plataforma y la acuicultura, programa que se ha intencionado en el país con el policultivo del camarón con la tilapia, en Calisur, donde se obtuvieron en los mismos espejos de agua niveles de tilapia que en condiciones anteriores no se tenían.

“Estamos tratando de replicar la experiencia de la granja La Cascada y se trabaja por recuperar el centro de alevinaje de Bartolomé Masó, con 30 años de fundado, estratégico para sembrar más espejos de agua y se estima desarrollar diez lugares para potenciar la acuicultura familiar mediante un convenio de cultivo de peces de agua dulce, precisó.”

Hay un impacto muy fuerte en las ventas al mercado interno en divisas que sustituye importaciones. La empresa cárnica de Granma vende más de cien toneladas de carne para el insumo y la mixta cubano española  Bravo.SA., ya no tiene que importar carnes,  aspiración que defiende para este 2020.

 

 

 

 

 

 

En el turismo los productos de Granma tienen impacto, dígase los cárnicos, con abastecimiento a más de 30 hoteles desde Jardines del rey hasta Santiago de Cuba, el lácteo circula productos a lo largo y ancho del archipiélago y la empresa de bebidas y refrescos, cuenta con bebidas emblemáticas como el ron Pinilla y la crema al ron; además de los pesqueros que se entregan a la comercializadora.

Hoy, a decir de Fernández Bodaño, se analizan cuántos productos existentes en la red de comercio o en los hoteles se pueden producir en Granma, sobre todo confiterías y algunos cárnicos, que desde el punto de vista de calidad intrínseca son mucho más débiles que los que puede producir la industria local.

“Más que hacer grandes inversiones, queremos resolver los problemas de cómo la industria local alimentaria logra poner una galleta de sal que ellos técnicamente la pueden hacer mejor que las que se expenden en las shopping. Entre las aspiraciones está generar para el mercado en divisa de Granma una cerveza nuestra, que lleva hacer cosas arriesgadas y una voluntad de hacer. Hacia esa dirección nos enfocamos.”

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