Sócrates, uno de los genios griegos de la edad antigua, sentenció hace más de dos mil años que los jóvenes de su tiempo eran unos tiranos porque contradecían a los padres, devoraban su comida y faltaban el respeto a los maestros.
Poco tiempo después, Platón (427-347 a.C), otra figura relevante en la vieja Grecia, expresó: “Nuestra juventud tiene un deseo insaciable de riqueza, y atroces costumbres en lo que respecta a sus ropas y su pelo”.
Tales frases demuestran que la “perdición” de los más verdes está sembrada en la mente de los mayores hace muchísimo tiempo y que la juventud jamás se ha salvado del enjuiciamiento público.
Hoy, en el sitio histórico La Demajagua, celebraron la creación de la Unión de Jóvenes Comunistas y la Organización de Pioneros José Martí/ FOTO/Armando Ernesto CONTRERAS TAMAYO
Publicada por La Demajagua en Martes, 3 de abril de 2018
Pudiéramos entonces cerrar los ojos y desechar -por arcaicos- los criterios que se vierten sobre los pinos nuevos. En otras palabras, seguir viviendo sin machacar un asunto viejo.
Sin embargo, tal vez debiéramos entender que sin esas “presiones” ejercidas por los maduros probablemente millones de jóvenes no pudieran pasar a las edades superiores con raciocinio y sabiduría.
¿Debemos dejar que la juventud corra desbocada, como lo hecho a lo largo del tiempo, o tenemos que “llavearla” de manera constante para su posible “corrección”?
La pregunta nace ahora en las proximidades del 4 de abril, fecha emblemática para los bisoños cubanos. Con la interrogante tal vez podamos mover el pensamiento.
CHOQUES VÁLIDOS
Acaso la esencia del asunto radique en la respuesta que brindó a La Demajagua Bartolo Arévalo Antúnez, un hombre cercano a las seis décadas de vida: “No podemos generalizar; eso es lo peor que nos pasa cuando hablamos de los jóvenes. Ellos son el futuro de esta nación. Hay muchísimos buenos, magníficos”.
Esas palabras no las comparte Maritza Rodríguez Santoya, quien ya pasa los 60 años. Para ella casi todos “están perdidos, no se dejan guiar, ni respetan, ni piensan en el trabajo, sino en ganarse las cosas fáciles”.
Algo similar piensa Annes Cabera Carvajal, quien a sus 23 años, habla de acomodamiento, vicios dañinos, y desinterés en cultivar valores entre sus coetáneos.
En cambio, Dailién Caridad Alcolea, de 17 abriles, expresa que si los jóvenes no fueran buenos el país anduviera mal.
Estas posiciones antagónicas reflejan que los imberbes no son mirados desde un solo prisma. Pero las contradicciones en toda época resultaron fuentes de desarrollo.
“Cuando sobre un tema hay criterios encontrados se deben escuchar a las dos partes. Nunca un problema ha de mirarse con orejeras”, aconseja la psicóloga yarense Yamigle González, con 19 años de experiencia en su profesión.
SIN TEQUES
Una aspiración social en Cuba ha sido que los más jóvenes se inspiren en la figura de Martí y otros héroes para cultivar la virtud. Al respecto, Ángel Ramírez Medina, presidente del Movimiento Juvenil Martiano en Granma, expuso que “muchísimos estudiantes y trabajadores están identificados con el pensamiento y la obra del Apóstol y siguen sus pasos”, aunque también reconoció que existen mozalbetes “sin apego a la historia, la cultura y las tradiciones patrias”.
Valdría añadir que en la actualidad, desde la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), se implementan proyectos vinculados a sitios de gran significación.
Dilberto Manuel González, miembro del Buró provincial de la UJC, enumera, por ejemplo, las rutas mensuales que van hasta Las Coloradas, el Pico Turquino, La Comandancia de la Plata, el cementerio de Santa Ifigenia…
“Hay un punto de partida; es un camino largo y no podemos cerrar los ojos y decir que hemos conseguido el objetivo, pero si no trabajamos con los hechos y personalidades del pasado como ejes para formar valores perdemos una parte de la batalla”, señala.
El dirigente refiere que en Granma cuenta con una materia prima inmensa, por la cantidad de sitios relevantes; pero ese material hay que explotarlo sin saturación y sin teques. De cualquier modo, queda claro que no solo con proyectos, rutas, tareas y congresos, se influye en las personas.
EPÍLOGO
Hace 56 años, Fidel sacudió a la nación cuando expresó: “¿Queremos, acaso, una juventud que simplemente se concrete a oír y a repetir? ¡No! Queremos una juventud que piense (…) una juventud que aprende por sí misma a ser revolucionaria, una juventud que se convenza a sí misma”.
La frase conserva plena vigencia porque tener una nueva generación “acrítica” nada aportaría al país, más allá de la moda o los teléfonos inteligentes que use.
El propio Comandante en Jefe, en una respuesta a un mensaje de la UJC, hizo una advertencia: “Si los jóvenes fallan, todo fallará”. No obstante, siempre mostró confianza pues a renglón seguido comentó: “Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes”.
Ese optimismo debemos multiplicarlo sin apologías, pero también sin vilipendios, con palabras y, sobre todo, con hechos.