En espera de “La Niña”

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Por Orlando Fombellida Claro | 3 agosto, 2020 |
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Presa El Corojo FOTO/ Luis Carlos Palacios

Aunque los intensos aguaceros caídos en la parte llana de Granma, la recuperación de casi todas las fuentes de los sistemas de acueducto que estaban achicadas a causa de la sequía, y el verdor de la vegetación, pueden llevar a pensar lo contrario, el estado del sistema de embalses de esa sur oriental provincia  de Cuba continúa a la baja.

El 31 de julio, tercero de los seis meses del período lluvioso en la Mayor de las Antillas, las 11 represas granmenses administradas por Recursos Hidráulicos retenían solo 367 millones 176 mil metros cúbicos (m³) de agua, que representan el 39 por ciento (%) de su capacidad total, que es de 940 millones 620 mil m³.

En particular cuatro de esos reservorios están deprimidos y su imagen, por supuesto, es deprimente. Se trata de Bueycito, en Buey Arriba, que está  al ocho %, Guisa y Corojo, en Guisa, con el ocho y nueve %, respectivamente, y Las Villas, en Jiguaní, 21%.

Por suerte la presa Cauto del Paso, que puede almacenar 330 millones de m³, retiene algo más de la mitad de esa cantidad.

Para mitigar el negativo efecto de dicha situación, Recursos Hidráulicos en Granma, con el visto bueno del Consejo de Defensa provincial, puso en práctica la medida de suspender o limitar las entregas de agua programadas a realizar por los embalses que se encuentran con reserva mínima, reasignándolas a otros que aún disponen de algunas cantidades.

El uso racional del agua es una necesidad incluso en momentos en que los acuatorios están rebosantes, y no hacerlo en las circunstancias actuales es, cuando menos, imperdonable.

Los consumidores del importante recurso, de los sectores estatal y residencial, están llamados a adoptar medidas para no derrocharlo, pues aunque faltan tres meses para la conclusión del período húmero, ni el doctor Rubiera puede pronosticar si en su transcurso se darán las condiciones requeridas para la ocurrencia de precipitaciones en las montañas orientales, que son las que alimentan a las represas granmenses.

Al esfuerzo que realizan los trabjadores de mantenimiento de Acueducto y Alcantarillado en la erradicación de salideros en conductoras, debe sumarse el de los inquilinos de edificios cuyas cisternas no poseen boyas para cerrar la entrada de agua cuando se llenan, desbordándose cual caudaloso manantial, dándole solución al problema.

En espera de que cese el paso de nubes de polvo del desierto de Sahara que impide la formación de nubes, el fenómeno La Niña o algún huracán, aporten precipitaciones, el agua que ahora se tiene debe administrarse al máximo posible, para atenuar los efectos del estiaje.

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