“Fidel es un hombre inolvidable, sencillo y muy humano que se ganó el cariño del pueblo desde la lucha guerrillera en la Sierra Maestra“, dijo Gilberto Piña Guevara, campesino que le sirvió de mensajero al Comandante en Jefe, cuando el desembarco del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956, por Los Cayuelos, en Niquero.

Al referirse al Líder cubano, tras rendirle homenaje póstumo en la Plaza de la Patria, indicó: “Seguir su ejemplo y mantener bien en alto las banderas de la Revolución y del socialismo es la mejor manera de recordar a nuestro querido Comandante”.

Piña Guevara señaló que está jubilado pero no retirado, porque continúa siendo útil, a sus 80 años de edad, trabajando en la actividad de la ganadería, en su finca, en la cooperativa de créditos y servicios Romárico Cordero, enclavada en la zona de El Almirante, en Bayamo.

Recuerda que con solo 17 años tuvo de frente a Fidel, por primera vez, allá en su Cinco Palmas, de Media Luna, recién llegado de México y entre las tareas que cumplió fue la de trasladar mensajes, dinero, balas y otros productos.

“Yo iba y venía del monte, y un día el Comandante mostró inconformidad porque temía  que me pasara algo y fue el Che (Ernesto Guevara) quien le dijo: ‘Déjalo Fidel, que él es muy habilidoso y conoce bien los caminos y nos sirve  como mensajero’.

Después del triunfo de la Revolución visitó La Habana como le había prometido Fidel y durante más de 30 años cuidó la finca de Mongo Pérez, donde se produjo el histórico reencuentro entre Fidel y Raúl, el 18 de diciembre de 1956.