Cada miércoles la habitual tranquilidad del aeropuerto internacional Sierra Maestra, se transforma en ajetreo para “trabajar” el vuelo semanal que procedente de Canadá llega hasta este punto de la geografía granmense, único con enlace extra fronteras.
Especialistas de la aeronáutica civil, emigración y extranjería y los profesionales de sector de la Salud Pública conocen al “dedillo” la estrategia de las medidas y cómo ponerlas en práctica para reducir al mínimo el riesgo que significa la entrada a la provincia por ese aeródromo del nuevo coronavirus Covid-19.
El doctor Reinaldo Cabrales Fonseca, expone que en la institución cumplen con todos los protocolos para prevenir la enfermedad, como sucedió con un turista canadiense que llegó a Manzanillo el miércoles en la tarde.
“Ellos permanecen un tiempo en el exterior del aeropuerto, que no está acondicionado, pero en el caso del pasajero se confirmó, después, mediante escáner y termómetro tradicional, que la temperatura era normal 36, 5 grados. Además, traía un abrigo y una mochila encima, y el calor era fuerte en la pista. No tiene sintomatología. Todo ello incide, pero nosotros no confiamos en eso. El trabajo es a tiempo completo, realizando audiencias sanitarias con todo el colectivo”.
Sobre el procedimiento a seguir desde el punto de vista epidemiológico, esclarece Reinaldo Cabrales Fonseca: “Tiene dos variantes. Desde el aire el capitán informa a la torre de control que trae a bordo un pasajero enfermo o con sintomatología y ese no entra a la sala de pesquisaje, se separa de inmediato. Ya el otro proceder es aquí en el escáner de temperatura, que si da alterada entonces se procede a la encuesta epidemiológica de la persona.
“Todos los días actualizamos en el matutino sobre el Covid-19. Asumimos las medidas generales del Ministerio de Salud y otras particulares aquí que se encaminan a la prevención: el uso del nasobuco, el lavado frecuente de las manos y la desinfección de los locales, equipos y herramientas que se ponen en contacto con los pasajeros y sus equipajes”, refirió Cabrales Fonseca.
Atenta a cada detalle en el salón de arribo, permanece la licenciada en enfermería Gladys González Popa: “Estas medidas siempre se han asumido en nuestro aeropuerto, lo que ahora se incrementan y fortalecen ante la amenaza del Covid-19.
“Intensificamos la vigilancia en frontera con el personal de salud disponible en esta instalación. Capacitamos en cuanto al tipo de enfermedad, sintomatología, el período de incubación e inclusive hemos orientado técnicas para cómo lavarse las manos, que es una acción muy importante. Existe una buena concatenación de cada eslabón de la cadena de control sanitario internacional.
“Chequeamos todo mediante comunicación: cantidad de pasajeros, estado físico. El epidemiólogo es el primero que sube a la nave para hacer la libre plática y es el que da el visto bueno para que desciendan los turistas.
“Las medidas no crean molestias, inclusive observamos a dos personas con nasobucos y nos llamó la atención, nos comentaron que era como acción preventiva, es decir que todos reconocen la necesidad de protegerse. No tenían síntomas”, añade González Popa.
Las cámaras del escáner de temperatura abarcan un radio capaz de llegar a cada una de las personas que entran al salón. Ante el más mínimo indicio de incremento de ese parámetro en algún visitante se procede de manera inmediata a la verificación tradicional de la temperatura.
Raciel Paneque Remón, es uno de los informáticos a cargo de ese equipo. “Tenemos mucho cuidado con esta tarea por lo importante que resulta en la prevención. Si ocurriera algo usamos todos los medios, no nos fiamos del todo.
“Le informamos a los especialistas de inmigración e higiene que son los encargados de proceder a la entrevista a las personas. La temperatura permisible de entrada al país es de 37,5 grados. Hasta el momento no han existido contratiempos en las labores.
“Desde el 2005 funciona este equipo aquí y estamos conscientes de que no hay tarea más importante que la prevención y la responsabilidad de que no suceda nada”, acota Remón.
La línea aérea Sunwing Arlines enlaza cada miércoles a la urbe canadiense de Toronto con la Ciudad del Golfo de Guacanayabo. En cada viaje llegan aquí casi un centenar de personas para disfrutar de las bondades del polo turístico Marea del Portillo.