La Habana.-Representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) anunciaron hoy el camino determinado tras la firma del acuerdo de cese bilateral de hostilidades en el país, con vistas a alcanzar el tratado de paz definitivo.
La víspera, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la mayor guerrilla colombiana rubricaron en La Habana el acuerdo sobre cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, dejación de las armas y garantías de seguridad.
En conferencia de prensa, este viernes el jefe de la delegación de paz de la insurgencia, Iván Márquez, comentó que para el progreso en este sentido quedan por cerrar los acuerdos de la amnistía, ajustes institucionales para integrar a los guerrilleros a la sociedad y medidas gubernamentales para erradicar el problema del paramilitarismo en el país.
Márquez conminó a ambas partes a buscar las salidas definitivas a las “enredaderas jurídicas”, añadiendo que “la paz es una decisión política” y que “la no repetición debe ser una obligación moral”.
Denunció que la operación militar del gobierno colombiano con gran apoyo de Estados Unidos contra las FARC-EP, que se extendió por más de medio siglo, es la más grande ofensiva contra un movimiento de izquierda.
Explicó que esas acciones no solo se centraron en acciones armadas, sino también en el quehacer mediático, con gran participación de la prensa nacional e internacional para deslegitimar el movimiento popular.
El representante de la guerrilla comentó que en la medida que el proceso acerque la propuesta de las FARC-EP al pueblo, aumentará el apoyo de los ciudadanos a dicha entidad, que además aspira a establecerse como un organismo jurídico legal en el país.
Por su parte, otro vocero de la insurgencia, Pablo Catatumbo, sentenció que tras este proceso conciliador “lo que está herido es la guerra, no la paz” y que los acuerdo más importantes de este proceso son los que enfrentan directamente el fenómeno del paramilitarismo en Colombia.
Alertó que ese problema ha atravesado la vida de la nación por muchos años y puede poner en peligro los avances de este proceso de paz si no se acaba con las estructuras que lo reproducen y promueven.
Enunció varias medidas fundamentales para enfrentar dicho mal, que a su juicio está en la raíz, el origen y la naturaleza de la guerra que afectó a Colombia por más de 50 años.
Entre dichas acciones destacan un pacto vinculante para que ningún partido, organismo o gremio asuma la vía paramilitar en sus funciones, establecer leyes contra ese problema e incluirlo como delito en el código penal.
Otros puntos son: ofrecer garantías de seguridad a los movimientos sociales para que ejerzan la oposición política en Colombia y crear una unidad especial de investigación vinculada a la fiscalía para enfrentar los crímenes del paramilitarismo vinculado al narcotráfico en el país.