Roma.- La tensión provocada por la inusual combinación de terremotos y copiosas nevadas prevalece hoy en la región central de Italia, donde socorristas insisten en la búsqueda de sobrevivientes en un hotel sepultado por una avalancha.
Desde hace poco más de dos semanas, toda la península comenzó a sufrir los efectos de una masa de aire polar procedente del Norte, conjugada con una perturbación desde el Oeste, las cuales provocaron un descenso brusco de las temperaturas, fuertes vientos, marejadas y prolongadas nevadas.
En toda la nación se registraron temperaturas bajo cero, especialmente en horas de la noche, cuando la columna de mercurio descendió hasta unos menos 30 grados en zonas montañosas y un promedio de menos cinco en las llanuras, incluyendo Roma.
Los efectos más severos se concentraron en las regiones del litoral Adriático, el Centro y el Sur, con el bloqueo de carreteras y la suspensión de actividades en algunas zonas fustigadas por la nieve, el hielo y el viento.
En las primeras 48 horas fallecieron ocho personas, seis de ellas indigentes, a consecuencia de la ola de frío y otras alteraciones producidas por el mal tiempo.
Las autoridades e instituciones caritativas y humanitarias acudieron en auxilio de los más necesitados y el papa Francisco dispuso la distribución de alimentos y la apertura durante las 24 horas de los dormitorios controlados por la ‘Limosnería Apostólica’.
Además, para aquellos que se negaran a abandonar los espacios abiertos donde pernoctan habitualmente, estableció la entrega de sacos térmicos para dormir, resistentes hasta 20 grados bajo cero y los automóviles de la organización como refugio.
Múltiples afectaciones se reportaron desde diferentes regiones por el bloqueo de carreteras, dificultades para el tráfico de vehículos e interrupciones en el suministro de agua y fluido eléctrico.
Asimismo, se informó sobre cuantiosos daños en la agricultura por la pérdida de cultivos quemados por el hielo o sepultados bajo la nieve, además de animales muertos, dispersos o en peligro por falta de agua.
La situación se tornó especialmente complicada para los residentes en las localidades devastadas por los terremotos del 24 de agosto, 26 y 30 de octubre del año pasado, ubicadas en las regiones de Las Marcas, Lacio, Umbria y Abruzo, donde persistieron el viento, el frío y la nieve con acumulados de más de dos metros en algunos lugares.
El miércoles 18 de enero y como siempre, inesperadamente, cuatro terremotos de magnitud superior a cinco grados sacudieron la región central del país con epicentros muy cercanos a las localidades devastadas por los de 2016.
En las primeras horas se reportó sólo un fallecido por un derrumbe en Castel Castagna, en la región de Abruzo, donde la situación era más crítica por vías bloqueadas, comunidades aisladas, miles de residentes sin electricidad y muchos sin calefacción.
Otras siete muertes se produjeron en días sucesivos en situaciones relacionadas con los sismos y las nevadas.
En esas circunstancias, el presidente del gobierno provincial de Pescara, también en Abruzo, Antonio Di Marco, lanzó la voz de alarma al publicar en Facebook un mensaje en el cual informaba sobre una avalancha contra el hotel Rigopiano, ubicado a mil 200 metros de altura en una de las laderas boscosas de la cadena montañosa del Gran Sasso.
A partir de ese momento, la atención de todo el país se centró en la tragedia en la cual la instalación turística con categoría cuatro estrellas fue literalmente destrozada por el impacto del amasijo de nieve, rocas y árboles procedente de la cima de la elevación más alta de Italia.
En el momento del desastre, en el hotel se encontraban 11 trabajadores y 24 huéspedes, una decena de los cuales fueron rescatados con vida mediante una compleja operación debido a las malas condiciones del tiempo.
Todos se aprestaban a abandonar el hotel preocupados e inseguros por la secuencia sísmica que sacudió la zona a partir de las 10.25 hora local, pero tenían que esperar la llegada de una barredora de nieve, porque las vías de retorno estaban obstruidas.
El arribo del equipo, previsto para las 15.00 hora local fue pospuesto, por alguna razón, para las 19.00 y alrededor de las 17.00 se produjo la tragedia.
Aún sin concluir las labores de socorro, se desató la polémica a partir de acusaciones de quienes consideran que el desastre pudo evitarse de haberse tomado las medidas preventivas necesarias y funcionado con eficacia los mecanismos de respuesta ante la emergencia.
La fiscalía de la provincia de Pescara abrió una investigación con la hipótesis de homicidio culposo para determinar la existencia de eventuales responsables en la cadena de acontecimientos que condujo a la tragedia.
Mientras tanto, rescatistas de diferentes partes del país excavan sin cesar en la espesa capa de hielo y nieve bajo la cual yacen los restos del hotel con la esperanza, cada vez más remota, de hallar otros sobrevivientes.