El aniversario 57 de la liberación de las localidades de Campechuela, Media Luna y Niquero, en la provincia de Granma, será rememorado hoy con actos políticos-culturales en plazas y parques de esos territorios.

Las festividades incluyen ferias agropecuarias, bailables, espectáculos infantiles y presentaciones de agrupaciones musicales.

Entre las opciones destacan proyectos culturales integrados por niños, actuaciones de artistas aficionados, proyección de videos musicales, ofertas recreativas y gastronómicas para el disfrute de todos. En el caso de Campechuela también se suma a la celebración el desarrollo de la jornada de la cultura.

En el último mes de 1958 diferentes acontecimientos en la zona costera de la actual provincia de Granma, sudeste de Cuba, conllevaron al triunfo revolucionario. En Campechuela, varias acciones en ese año favorecieron el debilitamiento de las tropas batistianas, entre estas destaca el ataque al cuartel de San Ramón para tomar municiones y apoyar la huelga del 9 de abril de 1958.

El aterrizaje de un avión portador de armas para el Ejército Rebelde y el combate de Santa Isabel también posibilitaron la retirada aquel 26 de diciembre, por vía marítima, de tropas al servicio del régimen dictatorial, pues la carretera estaba ocupada por los insurrectos.

En Media Luna en los días finales de 1958 el enfrentamiento entre los esbirros y los revolucionarios fue intenso. Mas ya la guerra estaba prácticamente ganada y la derrota el 26 de diciembre de 1958 fue el tiro de gracia para las huestes de Fulgencio Batista.

Desde el desembarco de los expedicionarios del Granma los niquereños apoyaron a los rebeldes y se involucraron de forma directa en la guerra, efectuando acciones en contra de la tiranía.

El ataque al cuartel de Niquero fue necesario para alcanzar la liberación. El 26 de diciembre de 1958, comienzan los soldados a evacuarse en Manzanillo a través del puerto. Oportunamente los rebeldes avanzan sobre el poblado y ocupan la Alcaldía y la Policía.

En los tres poblados los lugareños recibieron con júbilo a los rebeldes, porque sabían que era el inicio de un proceso revolucionario que traería muchas esperanzas y alegrías para esos pueblos y toda Cuba.