Cuando hace algún tiempo, escuché a una colega quejarse por padecer de fibromialgia (FM), nunca imaginé que poco después me tocaría a mí ser diagnosticada con tal patología.

Sobre las especificidades de esa dolencia, ofrece pormenores la doctora Eliana Virtudes Romero Fonseca, especialista de Primer Grado en Reumatología y en Medicina General Integral.

“La FM es comúnmente definida como una enfermedad reumática crónica, caracterizada por dolores músculo esqueléticos difusos, con múltiples puntos dolorosos musculares detectados al examen físico.

“El síndrome surgió al final de 1970 e inicios de la década de los años 80, con la descripción de manifestaciones clínicas en los diversos sistemas del organismo humano, síntomas generales y psíquicos.

“Se clasifica en primaria cuando es sin causa aparente y asociada cuando aparece conjuntamente a otra enfermedad reumática, como el lupus eritematoso sistémico, la esclerosis sistémica, la artritis reumatoide, y las espondilo artropatías, además de estar asociada a males endocrinos metabólicos”.

La también Profesora Instructora asegura que dentro de las patologías reumáticas es la segunda más frecuente, y representa la primera causa de dolor generalizado crónico en la población, además, dice, se estima que más de seis millones de personas la sufren, aun sin saberlo, en tanto, en el servicio de Reumatología del territorio está afectado con ella el 60 por ciento de los pacientes que allí son atendidos.

Afirma, asimismo, que para su diagnóstico es preciso tener una historia de malestar generalizado durante más de tres meses y experimentar dolor a la palpación en 11 de los 18 puntos anatómicos característicos de la enfermedad.

Enumera entre los factores de riesgo el sexo, pues es más frecuente en las mujeres; la edad, al presentarse de 20 a 60 años;  el estrés, traumatismos tanto físicos como emocionales, tener ansiedad y depresión, algunas infecciones virales y estados pre y posmenopáusicos.

“El dolor, la fatiga, los disturbios del sueño y las alteraciones  de memoria y raciocinio, ansiedad y depresión son los principales síntomas autorelatados por los pacientes, asevera.

“También se incluyen rigidez matinal, fatiga extrema, rigidez muscular, sensación de hormigueo, dolor de cabeza, sensibilidad a la luz y al ruido, mareos, perturbaciones visuales, temor, sequedad bucal y ocular, sudoración excesiva, hipersensibilidad táctil, falta de coordinación  motora, incontinencia urinaria, y  síndrome de intestino irritable entre otros.

“Su tratamiento no es curativo, sino que pretende ser preventivo de unos síntomas y paliativo de otros, los más empleados en la actualidad son el farmacológico, el ejercicio físico y la terapia psicológica (en particular, desde el enfoque cognitivo-conductual).

“Su atención es multidisciplinaria, pues deben interactuar especialidades, como Reumatología, Sicología, Fisiatría y Endocrinología, en algunas ocasiones se involucra además el especialista de Medicina Natural y Tradicional.

“Como objetivo principal mencionamos primeramente que el paciente conozca  bien su enfermedad, y se convenza de que no es invalidante, pues pueden hacer su vida normal, además, lograr la mejoría de la calidad del sueño, del dolor crónico y aplicarle técnicas de relajación, desde el punto de vista farmacológico se usan los analgésicos, los relajantes musculares, antidepresivos y la vitaminoterapia”.