Apenas un mes después de la victoria del Ejército Rebelde, el primero de enero de 1959, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz regresa al territorio de la actual provincia de Granma, en particular a la Sierra Maestra, el escenario de campesinos pobres y analfabetos que hicieron suya la batalla por la libertad definitiva de la nación antillana.

Exactamente el 2 de febrero de 1959, llegó a Guayabal de Nagua, intrincado paraje intramontano, y ante 10 mil campesinos y maestros voluntarios trazó la estrategia de desarrollo económico y social del archipiélago cubano, cuyo beneficiario sería, a la vez, protagonista.

Así lo sintetizó en la madrugada del día 4, en un discurso a los manzanilleros: “El pueblo está en el poder, y el poder es ahora del pueblo. Mi mayor gloria sería siempre darme un abrazo con este pueblo”.

Desde entonces quedó sellado ese vínculo de los granmenses con el Líder de la Revolución cubana; cada retorno suyo a Granma, constituyó acicate y savia.

Una de esas inolvidables visita la hizo a finales de diciembre de 1986.

BREVE CRONOLOGÍA

El periplo lo comenzó en la mañana del jueves 18 por la Facultad de Ciencias Médicas Celia Sánchez Manduley, de Manzanillo, de donde partió hacia Campechuela para inaugurar un taller textil y luego el Palacio de pioneros Comandante Juan Vitalio Acuña, en Media Luna; en esa localidad intercambió con los colectivos del Policlínico comunitario Capitán Raúl Podio Saborit  y de un círculo infantil.

Por la tarde, después de participar en el acto por el XXX aniversario del reencuentro con su hermano Raúl en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956, regresa a Media Luna y desde el Museo Casa Natal de Celia Sánchez Manduley habla a cientos de lugareños allí concentrados.

En la mañana del día 19 recorre, en Manzanillo, el Centro de desove del camarón, inaugura la carretera Miradero-La Sal y  luego se traslada a la zona de desarrollo de la camaronicultura en Río Cauto, y al hospital Fernando Echenique.

Durante la sesión vespertina visita, en la capital granmense,  el Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, desde cuyo balcón dirige la palabra al pueblo congregado en frente.

Después parte a conocer la marcha de los trabajos de  ampliación del hospital que lleva, también, el nombre del Padre de la Patria, y el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Silberto Álvarez Aroche (IPVCE).

La tercera jornada la dedicó a recorrer las instalaciones de la Unidad  editora del periódico La Demajagua y la gráfica José Joaquín Palma, que deja inaugurada oficialmente.

GLORIOSA CASA

No obstante haber transcurrido 34 años del hecho, la museóloga Ana Regla Mora Rodríguez recuerda con exactitud la llegada del Comandante en Jefe a la Casa Natal del iniciador en Cuba de las guerras de independencia, y lo que escribió en el libro de visitantes de la institución: “Lleno de infinitas emociones e inolvidables impresiones me marcho de esta histórica y gloriosa casa que dio cuna al Padre de la Patria”.

“Constituyó -dice Ana Regla- una visita de gran significación. Me inspiró a ser cada día mejor, tanto en el trabajo como en lo personal, después de conocer a un hombre de tanta sencillez y sensibilidad.

“Se fue sonrojando -añade- mientras escuchaba La Bayamesa, primera canción romántica cubana, interpretada por jóvenes artistas, y al final exclamó: ¡Qué pueblo, qué cultura!”.

UNA GRAN ESCUELA

Así calificó Fidel IPVCE  Silberto Álvarez Aroche, al dejarlo inaugurado.

A sus alumnos, profesores y demás personal, les habló de la intensidad del estudio allí, su importancia y posibilidad de crear un huerto para el autoabastecimiento de hortalizas frescas, y la construcción de una piscina.

El plantel, enclavado en la zona conocida por Las Tamaras, en las afueras de Bayamo, rumbo a Santiago de Cuba, es de referencia en cuanto al desarrollo del proceso docente educativo y participación de alumnos en olimpiadas de conocimientos.

DÍA MEMORABLE

A las 9:40 de la mañana del sábado 20 de diciembre de 1986, en un yipi  soviético de cuatro puertas, el Comandante en Jefe llegó al edificio conocido como Poligráfico, en Bayamo, Ciudad Monumento Nacional.  Desde varias horas antes sus trabajadores esperábamos con ansiedad su arribo.

Subió, con pasos firmes, como lo hacía por los senderos de la  Sierra Maestra, los escalones de acceso a la planta alta donde se edita La Demajagua, recorrió todos los departamentos de la institución, de la cual significó su contribución considerable al trabajo político, económico y social de la provincia.

En la Unidad Gráfica, ojeó La Demajagua, de la edición correspondiente a ese día, e inquirió, como le era característico, por los más mínimos detalles de la tirada, cantidad de ejemplares, las revoluciones de la máquina rotativa y procedencia del resto de los equipos, como linotipos, fotograbadoras y fundidoras de tejas.

Hoy el Poligráfico se dedica solo a la confección de impresos comerciales, para todo el sector empresarial.

En tanto La Demajagua, ahora con todo su proceso de producción digitalizado, desde la redacción de los textos, realización e impresión, esta última en Holguín, ha procurado mantener y acrecentar su encargo social en este cuarto de siglo.

Juan Farrell Villa, reportero, resume el sentir del colectivo, al destacar sobre la presencia de Fidel: “Fue un día memorable, en el que periodistas, correctores, fotógrafos, trabajadores de los servicios, vibramos de emoción; fue aquel como un premio a muchos años de entrega para los más viejos, y un enorme desafío para los  bisoños”.

El compromiso nació, entre otras, en las siguientes frases del Líder: “Como ayer en la guerra, y como después en estos años duros de la Revolución, ustedes los granmenses, conserven su eterno espíritu patriótico, espíritu revolucionario, su entusiasmo, y que esta provincia esté en el pelotón de la vanguardia para alcanzar los objetivos del Socialismo y el Comunismo”.

(…) “Si hacemos las cosas mal no le podemos echar la culpa a los yanquis, los yanquis fastidian, obstruccionan, nos obligan a gastar enormes recursos cada año en la defensa.

(…) “Tenemos que darles duro a las cosas mal hechas, de las cuales somos responsables nosotros mismos.

(…)”Yo creo que adquirí el derecho a considerarme también granmense”.

Días después, en sesión  de la Asamblea Nacional del Poder Popular, refiriéndose a esa estancia en el oriental territorio, dijo: Granma es un ejemplo del inagotable estusiasmo revolucionario de nuestro pueblo”.

Esa ha sido y continuará siendo la disposición de todos los granmenses, quienes tienen la gloria de saberse abrazados a su Líder por indestructibles lazos.