La Habana, – La amistad entre Nelson Mandela y Fidel Castro, extendida a los pueblos cubano y sudafricano, es la expresión de una comunión de ideales, lazos culturales y desafíos comunes.
Esa relación entre ambos líderes comenzó mucho antes de que se conocieran personalmente. El ataque al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, por la Generación del Centenario, y los sucesos que le precedieron, inspiraron al luchador sudafricano y sus seguidores acrecentando su fe en el triunfo.
Cuando en 1959 el Ejército Rebelde, liderado por Fidel, entró en La Habana, los luchadores de la libertad sudafricanos sintieron como propia esa victoria. La Revolución Cubana haría suya la causa de la lucha anticolonialista en el Tercer Mundo, la cual se extendería hasta África, cuya expresión más decisiva tendría como escenario a Angola.
Un reconocimiento a ese aporte es la reciente declaración, por parte de la Comunidad de Desarrollo de África Austral, del 23 de marzo, fecha en que se conmemora la victoria en la batalla de Cuito Cuanavale, como Día de la Liberación de esa región geográfica.
En la acción militar, desarrollada en 1988, el ejército angolano, apoyado por tropas cubanas y efectivos de la SWAPO, se enfrentó y derrotó a las tropas invasoras del régimen racista del apartheid, lo que precipitaría la descolonización de Angola, la independencia de Namibia y las negociaciones para la transición a la democracia en Sudáfrica.
Mandela, quien sufría prisión desde hacía más de dos décadas, valoró esa batalla como “la Stalingrado africana”, el punto de inflexión para la liberación del continente, y de su pueblo, del flagelo del apartheid.
Pocos meses después de que el líder antirracista fuera liberado y su país transitara hacia la democracia, Cuba se convirtió en uno de los primeros lugares que visitaría. Cuando en 1991 Fidel lo recibió en La Habana, parecía que ambas personalidades se conocían desde mucho tiempo antes.
En aquella oportunidad el líder histórico de la Revolución Cubana dijo: Si se quiere tener un ejemplo de un hombre absolutamente íntegro, ese hombre, ese ejemplo es Mandela.
Cumpliendo una invitación especial, en septiembre de 1994 Fidel asistió a la toma de posesión de Mandela como presidente de Sudáfrica. En aquel entonces el luchador antirracista expresó: Soy un hombre leal y jamás olvidaré que en los momentos más sombríos de nuestra patria, en la lucha contra el apartheid, Fidel Castro estuvo a nuestro lado.
La Cumbre de los Países No Alineados en Durban, en 1998, propició el reencuentro entre los dos líderes. Frente al Parlamento sudafricano Fidel dijo que Nelson Mandela no pasará a la historia por los 27 años consecutivos que vivió encarcelado sin ceder jamás en sus ideas; pasará porque fue capaz de arrancar de su alma todo el veneno que pudo crear tan injusto castigo.
Tres años después el Comandante en Jefe cubano volvería a abrazar a su amigo durante una visita a su residencia de Houghton, como parte de su viaje al país austral para participar en una cumbre contra la discriminación, el racismo y la xenofobia.
Cuando en 2013 falleció el líder sudafricano, Fidel le dedicó una de sus reflexiones en la que lo calificó como un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario.
Al asistir a los funerales, en Sudáfrica, el General de Ejército Raúl Castro, como presidente de los Consejos de Estados y de Ministros, expresó que La Humanidad no podrá responder a los colosales desafíos que amenazan su propia existencia, si no lo hace mediante una nueva concertación de esfuerzos entre todas las naciones, como la vida de Mandela preconiza.
Las relaciones diplomáticas entre ambos países, establecidas en 1994, han impulsado varios proyectos de cooperación que revindican ese ideal, mediante la presencia de internacionalistas de la Mayor de las Antillas para el apoyo a programas de salud, construcción, educación y agricultura.
En días pasados la presidenta del parlamento sudafricano, Baleka Mbete, realizó una visita a Cuba, en la que subrayó la importancia que le concede su país al impulso a estas relaciones, así como también la condena al bloqueo que impone Estados Unidos a la Isla desde hace casi seis décadas.
Cuba y Sudáfrica han formalizado recientemente acuerdos bilaterales relacionados con los sectores de transporte, comunicaciones, recursos hidráulicos y el deporte. Mientras que más de cuatro mil 700 colaboradores internacionalistas cubanos contribuyen a mejorar los índices de salud en esa hermana nación y dos mil 800 estudiantes sudafricanos se preparan en la Isla.