Aunque la joven doctora Isabelaida Soler Cardoso sabía que, tras las declaraciones de Jair Bolsonaro, cualquier cosa podía ocurrir, la salida de Cuba del programa Más médicos para Brasil, sigue siendo esa noticia que ella no acaba de asimilar, aun cuando entiende, perfectamente, las razones que respaldan una decisión así.

De vacaciones en Ciego de Ávila, cada paso la transporta al entorno natural, social y médico de Río Grande del Sur, en el municipio de Santo Antonio da Patrulha, Brasil, donde estuvo ofreciendo colaboración médica, en contacto directo con unos 2 000 habitantes, desde noviembre de 2016 hasta hoy.

“Fue mi segunda misión internacionalista, conjuga en un pretérito cargado de nostalgia y de preocupaciones. Con anterioridad estuve en el estado de Bolívar, Venezuela, entre el 2010 y el 2013, de donde también conservaré muy gratos recuerdos y experiencias para toda mi vida.

“Pero lo de Brasil ha tenido un impacto muy fuerte en todos nosotros: tanto en quienes habíamos venido de vacaciones y hemos recibido la indicación de no regresar, como entre los colegas que ya empiezan a venir, definitivamente, para Cuba.

“Y no es lo material, no son las pertenencias personales que quedaron allá, en los consultorios donde hemos estado trabajando; no es, ni siquiera, esa tarjeta magnética que pensé utilizar hace unas horas, y que ya el banco brasileño me bloqueó, o la triste posibilidad de no recibir, jamás, el título de la especialización a distancia que hice en la Universidad de Porto Alegre. Es el sentido humano de la labor que allí hemos realizado, es tener conciencia de lo que les puede esperar a toda esa población humilde y necesitada que hemos estado atendiendo.”

Días de franco desafío contra el asma, la diabetes, la hipertensión arterial, el parasitismo, las afectaciones dermatológicas, respiratorias… Días de charlas, de orientaciones, de interacción con médicos brasileños asentados, también, en esa zona, bajo un clima de verdadero respeto y de cooperación; días en que, a fuerza de cura, mucha y eficiente cura, antibiótico y extremo cuidado, se logra salvar el pie que, en otras circunstancias, habría tenido como desenlace la amputación…, esos son los que, de manera inevitable, emergen a la superficie o zambullen a Isabelaida hasta lo más profundo de sus meditaciones.

“No son referencias en abstracto, comenta; ahí está el caso de Angenor, un hombre de más de cincuenta años, afectado por el pie de diabético, cuya gratitud nunca podré transmitir, porque no hay palabras capaces de expresar lo que dice la mirada de un paciente así, o el agradecimiento de una familia como esa, con la cual, luego, mantienes comunicación constante, como si se tratara de familiares tuyos.

“Quizás muchos de los que le concedieron su voto a Bolsonaro no tienen idea, hoy, de las consecuencias que puede tener una postura como la que él se empeña en adoptar con respecto a la colaboración médica cubana. El tiempo lo demostrará. Yo lo siento en lo más profundo de mi alma, por esa noble gente, porque es lamentable ver cómo se desploma una obra tan humana, en la que has puesto todos tus conocimientos, tu pasión y, sobre todo, el inmenso sacrificio que significa permanecer meses, años enteros lejos de tus padres, de tus hijos y de esos seres tan queridos que también merecen todo el calor y la ternura.

“De todos modos, aquí estamos y ahí vamos a continuar, dispuestos a partir hacia donde sea necesario, para seguir salvando vidas y llevando salud a los más pobres y necesitados del mundo, no importa dónde, o en qué circunstancias. Esa es nuestra medicina.”