Ni un solo triunfo, de los tantos conquistados, le ha hecho sentirse superior a sus rivales. Esa es la impresión que causa Arlenis Sierra Cañadilla, desde aquella sorprendente victoria, con apenas 18 años de edad, en la ruta femenina de Guadalajara 2011.
Pero tampoco es atleta de andar con justificaciones, cuando algo le sale mal o termina rezagada. De hecho, su más reciente presentación en los Juegos olímpicos Tokio 2020, la dejó totalmente insatisfecha. Y no es para menos.
“Fue una carrera mala”, escribe vía Facebook, desde la sede de la justa, unas horas después de recordar el escaño 43, que le deparó la ruta por el Circuito internacional Fuji.
“No. Simplemente, no salió”, agrega, e intenta encontrar una respuesta a lo acontecido la tarde de este 25 de julio, que tal vez retumba como una de las más fatídicas en su trayectoria por las carreteras del mundo, “en verdad, no sé qué sucedió”, e imagino que vuelve a lamentarse.
“Me quede sin fuerzas faltando 30 kilómetros para el final”, es lo único que puede precisar, mientras las dudas y el fracaso siguen martillándole la cabeza.
Incluso, esos 137 km, que iniciaron en el Parque Musashinonomori, le parecieron casi interminables, “no sé si el circuito es más duro que el de Río 2016, creo que sí”, refiere, aunque algunos especialistas afirman que sobresale como uno de los más complicados de las últimas ediciones olímpicas.
Ni la misma Anna van der Breggen, monarca en la urbe brasileña, tuvo fuerzas para soportar el intenso pedaleo de la austriaca Anna Kiesenhofer, que cruzó la meta por delante de todas las contrarias (67).
La inesperada campeona, también Doctora en Matemática, fue escoltada en el podio por la holandesa Annemiek van Vleuten y la italiana Elisa Longo, que repitió el bronce de hace cinco años.