Familiares y colegas sufren frecuentemente de molestias estomacales que llaman crisis de Gastritis, respecto a esa patología ofrece detalles el Doctor Jorge Omar Cabrera Lavernia, especialista de Segundo grado en Gastroenterología y de Primer grado en Medicina General Integral, Máster en Ciencias y Profesor auxiliar.
Denomina al estómago como la parte del tubo digestivo comprendido entre el esófago y el intestino delgado. Explica, para posterior comprensión, que la válvula que comunica el esófago con el estómago es el cardias, seguido del cuerpo gástrico con sus dos curvaturas (la curvatura menor y la curvatura mayor) para desembocar en el duodeno atravesando el píloro.
“La Gastritis –dice- es un término general para un grupo de enfermedades con un punto en común: la inflamación de la mucosa del estómago. Tiene una connotación distinta para los pacientes, para los médicos, para los endoscopistas y para los patólogos.
“La mayoría de los pacientes la asocian con el hecho de presentar dolor en la “boca del estómago” (epigastrio), sensación de acidez y de repletura, sin embargo desde el punto de vista clínico esos síntomas se denominan dispepsia (digestión difícil, que proviene del latín dyspepsĭa).
“Atendiendo al tiempo de evolución y al resultado de la biopsia, la Gastritis se clasifica en aguda y crónica, la afectación de la mucosa gástrica obedece a múltiples causas, principalmente de origen infeccioso, por ejemplo en el curso de enfermedades virales como el citomegalovirus, herpes virus, entre otros y son más frecuentes en pacientes con inmunosupresión.
“La infección por el Helicobacter Pylori (bacteria que provoca Gastritis aguda y crónica), es la causa más frecuente de esa patología de origen infeccioso, la misma se adquiere por la ingestión de agua o alimentos contaminados.
“Están asociados a cambios inflamatorios agudos y en ocasiones crónicos de la mucosa del estómago y el reflujo biliar duodenogástrico, el uso de ciertos fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos, antimicrobianos, sales de hierro, esteroides, tóxicos como el alcohol, la nicotina y la cocaína, y alimentos ricos en grasas e irritantes (picante y comidas excesivamente condimentadas).
“El estrés emocional –abunda- como causa de Gastritis es un hecho controversial en la actualidad, durante las situaciones de tensión psicológica mantenida se liberan al torrente sanguíneo un grupo de sustancias conocidas como neurotransmisores que influyen en el funcionamiento de todo el tracto digestivo, se ha demostrado que la compleja interacción del eje cerebro-intestino juega un papel fundamental en la aparición de síntomas digestivos como dolor en epigastrio, cólicos, náuseas y hasta diarreas en pacientes con niveles elevados de ansiedad o depresión, esto es variables y está íntimamente relacionado con la personalidad de la persona en cuestión.
“Por otra parte el estrés físico que se presenta en pacientes operados, o gravemente enfermos como los quemados, accidentados o los ingresados en las unidades de cuidados intensivos sí repercute negativamente en el estado de la mucosa del tracto digestivo y fundamentalmente en la mucosa gástrica al provocar cambios en el riego sanguíneo del estómago lo que llevaría a la aparición de cambios inflamatorios agudos.
“En las Gastritis agudas, como su nombre indica, la presentación e instauración de los síntomas siguen un curso agudo. Las manifestaciones clínicas son muy variadas, comprenden desde formas asintomáticas hasta cuadros graves con hemorragias digestivas altas intensas o importante síndrome general infeccioso (Gastritis flemonosa) con compromiso del estado general.
“Clínicamente los pacientes pueden referir síntomas variados como el dolor, acidez, náuseas, vómitos, sensación de plenitud gástrica y menos frecuentes como heces negras por la presencia de sangre (melena) y siempre se asocia con la existencia de lesiones de la mucosa con pérdida de la superficie (erosiones, exulceraciones o úlceras)”.
El Doctor Jorge Omar define como Gastritis crónica la inflamación inespecífica de la mucosa gástrica de evolución progresiva y larga, con una etiología múltiple que se caracteriza por lesiones histológicas crónicas. Su localización principal es en el antro y en el cuerpo gástrico, con el Helicobacter pylori como agente etiológico principal.
En tanto, asegura, el diagnóstico de la Gastritis aguda se basa en los antecedentes del pacientes, como el uso de, por ejemplo, aspirina, ibuprofeno, fumarato ferroso o el consumo desmedido de alcohol y tabaco, y generalmente no se requiere de endoscopia digestiva superior para su diagnóstico; el tratamiento está en función de la causa.
“Desde el punto de vista clínico diagnosticar la Gastritis crónica es más complejo –expone- el paciente puede acudir a nosotros por anemia (en caso de la Gastritis atrófica en la que el estómago pierde las glándulas productoras de ácido clorhídrico y pepsina, elementos indispensables para la absorción del hierro y la vitamina B12 presentes en los alimentos), sin embargo, en la inmensa mayoría el diagnóstico es endoscópico e histológico (con toma de biopsia de la mucosa gástrica). Un aspecto esencial es que la presencia de Gastritis atrófica es un factor de riesgo para la aparición del cáncer gástrico”.