La gestión de los presupuestos locales, se ha reiterado como el principal desafío en el perfeccionamiento del presupuesto del 2022, año que, por pandemia y crisis, se presenta con un considerable déficit fiscal, y que necesariamente habrá que reducir para aliviar nuestras sentidas necesidades y demandas.

Granma no escapa a esa realidad, en la cual los presupuestos municipales son deficitarios, y precisan recibir transferencias del presupuesto estatal para poder dar cobertura a sus gastos sociales, y no precisamente todo cuanto necesitan.

De ahí que una vez más se apela al entendimiento de que es imprescindible incrementar la actividad económica local, aprovechar potencialidades, y sobre todo las ventajas de las medidas aprobadas como parte de la estrategia económica y social del país, entre ellas la descentralización de facultades.

El municipio, ya lo saben todos, no recibirán más dinero que el que le fuera asignado en el presupuesto aprobado y, por tanto, cuanto se haga por el mejoramiento social dependerá de su gestión en la captación de ingresos.

Como ha precisado la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, se trata de lograr un municipio mucho más activo y propositivo, con el objetivo de que, desde su planificación, pueda definir cuál es el presupuesto que requiere, y sepa gestionárselo.

La titular ha insistido en que a ese nivel haya una mayor participación popular en la gestión y control de los presupuestos, en la definición de los problemas, prioridades y destinos de los dineros.

En todos y cada uno de esos principios hay, lo hemos reiterado, infinitas reservas acumuladas, desaprovechas capacidades y habilidades para obtener recursos materiales y financieros e invertirlos en proyectos de desarrollo local.

Un elemento al cual se le otorga importancia en la gestión local, es al uso de la ciencia y la innovación, y sin falsa modestia, si hay un territorio con un caudal infinito en ese sentido, ése es Granma. Pero sucede, que investigaciones múltiples que han defendido su valía, no se aplican o no se generalizan, y eso al final ha trascendido como dinero engavetado.

El país está haciendo lo suyo en medio de una crisis real, da dinero para lo básico, flexibiliza, toma decisiones que benefician, como el hecho de que el municipio que sobre cumpla su plan de ingresos, puede quedarse con una parte de ese dinero para sus programas de desarrollo.

Incluso, porque hay una apertura constante, se estudia la posibilidad de que empresas cuya fuerza laboral y recursos naturales estén en la comunidad, dejen de ser de subordinación nacional y se conviertan en unidades de carácter municipal, y aporten sus contribuciones al desarrollo de esa localidad.

Entonces, innegablemente el país contribuye, pero el municipio también debe hacer lo suyo, o mejor dicho, hacer más en lo que le toca.