La noticia, por supuesto, es que Gleyner Jesús Delgado Nápoles y Daniela Rojas O´Farril, la pareja número 9, ganaron la competencia de Bailando en Cuba (dos), y que entre otros premios, disfrutarán de una beca con Crea Dance Fundation Maria Robira en Barcelona, España.
Pero no menos importante es que el premio de la popularidad fue para Jorge Luis Calvaire Cuba y Zaida Liz Aymerich Medina, (pareja 13) que junto a Eduard Zaldívar Valdés y Maydelis J. Martínez Romero, (pareja 15 ) participarán en el Festival Salsa Casino de Cancún. Habrá debates, no lo dudo, todas bailaron bien y la decisión fue por detalles.
Son dos párrafos, un puñado de líneas, esa es la noticia que desde ahora está en las redes, pero pregúntenle al equipo que consiguió acaparar la atención de los televidentes cubanos domingo tras domingo cuántas noches de insomnio tuvieron, cuántos sinsabores y ¡claro! cuántas alegrías.
No puedo olvidar que este espacio de entretenimiento, con una factura impecable, recibió críticas tajantes: “concebida como una plataforma para la comunicación a toda costa con amplios sectores de público, y animada por el éxito de Sonando en Cuba, Bailando en Cuba echa mano a los recursos comunicacionales básicos de los eventos de su tipo, que se transmiten continuamente por los canales de entretenimiento del mundo entero”.
A lo que respondí: “llevando ese racionamiento a su punta, podemos renunciar a la televisión que nació en Cuba en 1950 (tercer país en tenerla de América Latina) porque como medio de comunicación fue inventado, usado, manipulado, por los ‘amigos’ del Norte. En esta época tenemos que renunciar también a Internet, ya que con un ancho de banda aceptable se puede ver lo que trasmite cualquier televisora del mundo con un saltito a Youtube. Digo esto porque hace muchos años que no se inventa nada nuevo para esa cajita que se llama televisor”.
Hoy, algunas de esas personas que quisieron, en nombre de la cultura, satanizar a Bailando en Cuba tienen que reconocer que:
- Contó con un jurado de excelencia, amado por el público, respetado por los concursantes: el Premio nacional de danza Santiago Alfonso, más las estelares Lizt Alfonso y Susana Pous, esta última demostró con creces que es cubana por adopción. (En la noche final disfrutaron de las compañías que los tres lideran).
- Los jueces “armaron” las parejas, porque participaron en la selección de los 32 bailarines que competirían y sin proponérselo, escogieron habaneros, guantanameros, camagüeyanos…de casi todas las provincias.
- Mención especial merece la sección que llevó Roclan González (tiene problemas de dicción, se atropella en algunas frases pero para eso, no para el NTV, sirve) que de Baracoa a Pinar del Rio fue enseñando bailes (el primero fue la Tajona) que quizás una buena parte de televidentes vieron por primera vez y son danzas insertas en nuestra cubanía.
- ¿Qué decir del viaje a Girón, del homenaje al cuatro de abril con la participación de La Colmenita, del encuentro con niños y niñas con discapacidades, incluyendo la Escuela Solidaridad con Panamá, fundada por Fidel, por sólo señalar algunas pinceladas históricas? ¿Acaso eso no es transmitir valores patrios?
- ¿Cuántos de los concursantes habían recorrido el Museo Nacional de Arte o la sede del Ballet Nacional, o habían recibido clases de figuras descollantes de la danza en Cuba?
- No llevé la cuenta pero por el escenario del Teatro Astral o en filmaciones hechas en provincia, desfilaron en Bailando… grupos de danza de diversas regiones, algunos de ellos nunca habían sido televisados.
- Se bailó música cubana, desde pop, bolero hasta el sucu suco. No hubo concesiones a ritmos que pueden ser del gusto de una parte del público, pero que no forman parte de nuestra riqueza melódica como nación.
- Una vez más las luces, la dirección de arte, el diseño de pantalla y el vestuario formaron parte de la dramaturgia del espectáculo, aunque (lo escribo de nuevo) Camila Arteche no necesita de vestidos exóticos, ni mucho maquillaje o moños raros para ser una muchacha bonita.
- Los coreógrafos se lucieron y como rotaban a sus pupilos, todo fue con más esfuerzo, pero con ganancia para el competidor y el público. Y muy bueno que incorporaran la improvisación en cada programa, así se satisfacía la nostalgia.
- Cada semana estuvo dedicado a un tema (poesía, son, afrocubano, Habana…) con un openning de Revolution, dirigido por Roclan, que anclaba el concepto de lo que se vería.
- Este programa como todos los de participación de RTV Comercial, menos La ColmenaTV, tienen una deuda con conductores estelares, nunca lo han conseguido, pueden estar aceptables pero no.