En Granma, Cuba, no llueve sobre mojado

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Por Orlando Fombellida Claro | 3 noviembre, 2016 |
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Junto con octubre reciente concluyó, también, en Cuba, el período húmedo o poco lluvioso de este año, iniciado el primero de mayo, y aunque en Granma lo hizo con algunas precipitaciones en los días finales, la situación de la provincia en cuanto a disponibilidad de agua no es la deseada.

En los 10 meses transcurridos de este 2016, el sistema de embalses de Granma recibió el 50 por ciento de los escurrimientos calculados sobre la base de su comportamiento histórico, y de las lluvias asociadas al feroz huracán Matthew durante su devastador paso por localidades de Guantánamo, solo unos 28 millones de metros cúbicos de agua.

Este primero de noviembre, inicio del período seco o poco lluvioso, que se extiende hasta abril de 2017, los 11 embalses granmenses administrados por Recursos hidráulicos retenían 519 millones 602 mil metros cúbicos de agua, que representan el 55 por ciento de ocupación de su capacidad en conjunto: 940 millones 620 mil metros cúbicos.

Contar con dicha cantidad de ese importante recurso económico, garantiza su suministro el año venidero a los consumidores del sector residencial y del estatal, y entregar específicamente para el cultivo de arroz, una cantidad superior a la suministrada en el actual, asegura el ingeniero Emilio Cosme Suárez, delegado territorial del Instituto de Recursos Hidráulicos.

Esa es una buena nueva, pues el déficit de agua frenó en etapas recientes la progresiva marcha del programa de desarrollo arrocero en Granma, el cual contribuye a disminuir la importación de ese imprescindible cereal en la mesa del cubano.

Que la situación actual sea mejor que la afrontada en 2015, cuando las presas granmenses llegaron a estar, en conjunto, al 18 por ciento de llenado y algunas colapsaron, no da derecho, ni justificación, ni  a los grandes ni a los pequeños consumidores, a perder la percepción de que la sequía continúa y las medidas adoptas para mitigar su impacto deben mantenerse y poner en práctica otras.

Una conductora de amplio diámetro o una tubería de una pulgada, con salideros durante varios días, sin que los encargados de erradicarlos lo hagan; tanques elevados en instituciones estatales, edificios multifamiliares o viviendas, desbordados varios minutos; plumas y tanques sanitarios con goteo, son manifestaciones de imperdonable indolencia.

Las medidas de control sobre el uso racional del agua y de sanciones a quienes incurran en violaciones, se mantendrán, aseguran directivos locales de Recursos Hidráulicos, pero lo más importante es insistir en ganar cada vez más conciencia de la necesidad de no malgastarla.

El abordaje periodístico de este tema, una vez más, en La Demajagua, ojalá fuera llover sobre mojado, como dicen un refrán y una canción de Silvio Rodríguez, pero en realidad es insistir en que con mayor o menor intensidad, la sequía persiste y es preciso tener conciencia de ello para enfrentar sus efectos.

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