Granmenses opinan

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Por Juan Farrell Villa | 1 agosto, 2020 |
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FOTO/ Luis Carlos Palacios

 Ante el llamado a enfrentar a los coleros y revendedores que crean malestar social, dañan el bolsillo del ciudadano e indigna, La Demajagua digital recogió  algunas impresiones.

Zulema Roche Rosabal, especialista de Recursos Humanos en el Comité provincial del Partido Comunista de Cuba: Estoy de acuerdo con las medidas de enfrentamiento contra los que venden los turnos, que acaparan y luego revenden el producto, porque los que trabajamos no podemos alcanzar de nada. Es un abuso lo que hacen con los precios y a mí no me van a robar, sigo cocinando sin aceite.

José Martínez Martínez, gastronómico del Coppelia Las Torres en Bayamo: Esta es una situación de ilegalidad, adueñarse de las colas y hacer listas, lo cual afecta a la sociedad, principalmente a los trabajadores, y se tiene que acabar con la acción de todos unidos, la población junto a las autoridades. Hace falta mayor severidad para resolver este problema, hemos enfrentado cosas más difíciles y a ello nos ha convocado nuestro presidente Miguel Díaz-Canel.

Enma Vázquez Paneque, auxiliar general en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC): Mientras tengamos el desabastecimiento, por la enfermedad de la Covid-19 y el férreo bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, debe mantenerse la organización bajo el control de la libreta de abastecimiento y así evitar la presencia de los revendedores. No puedo estar en esas colas cuando  tengo que cumplir con mi jornada laboral.

Eduardo Ariel Vera Remón, jefe  del Departamento de Control de la UJC en Bayamo: Los coleros se están aprovechando de la situación epidemiológica por la que atraviesa el país y pretenden lucrar a costa del sudor y el sacrifico de las personas que trabajamos. Hay que combatirlos,  por lo que representa su actuación al vender lo adquirido en el mercado a altos precios. Todos están especulando.

Dignora Pedreira Rojas, dependiente del punto La Ocasión de la TRD-Caribe: Casi siempre son los mismos y no hacen caso, permanecen horas en los alrededores del local, aunque les informe que no existe la mercancía que demandan. Son indisciplinados, te faltan al respecto, desafían y, por ejemplo, el martes y sábado,  últimos por poco rompen la puerta del establecimiento. La presencia de la autoridad es muy importante.

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  1. Si siguieran vendiendo estos productos de primera necesidad por la libreta de abastecimiento como se estaba haciendo de seguro todos hubieramos comprado, pero de esta forma solamente compran los coleros y los que trabajamos no podemos comprar, deben buscar una solución para esta situación.

  2. Saludos Farrel y demás seguidores del diario, que importante que hayas abordado un reportaje en el que se asume la crítica a un mal enraizado en un grupito de la sociedad cubana que ha vivido durante mucho tiempo de hacerle la vida más complicada a los cubanos y sobre todo a los que tienen obligaciones laborales, lo que no comparto es que es un problema de la pandemia del covid, hace muchos años y por las propias características de las circunstancias complejas en que se ha movido nuestra economía se enraizó en el entramado social del país ese grupo que ha lucrado a costilla de la escases y las carencias de nuestra sociedad y que ha encarecido muchas veces el nivel de vida de los trabajadores; quién no ha visto frente a cualquiera de las tiendas de la ciudad de Bayamo, por poner un ejemplo, a ese grupúsculo vendiendo de todo y lo peor muchas veces en complicidad con los dependientes de las tiendas, así cualquier vendedor pregona, públicamente de todo, incluso lo que hace un tiempo no sacan a la venta, de todo es de todo, cuántas veces no vemos en la calle José Antonio Saco decenas de esos mismos sujetos vendiendo de todo; en la calle ocho hay más productos de construcción que en cualquiera de las ferreterías cubanas en la época de explendor de los años previos al período especial; en las tiendas de venta de materiales de la construcción es peor aún, allí los precios se triplican, cuadruplican y a veces más; creo que realmente nosotros como sociedad hemos sido demasiado permisibles con esta figura; en cualquier lugar del mundo el sistema fiscal viene e impone una multa que no da más deseo al vendedor ilegal de violar el fisco, porque también eso es un delito; otro elemento preocupante es que a veces se vende lo que se roba en los almacenes y eso lacera aún más la economía. Entonces Farrel yo creo que no es solo en tiempos de Covid hay que arremeter con fuerza