El grito glorioso de febrero

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Por Osviel Castro Medel | 24 febrero, 2017 |
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Alazamiento 24 de febreroDespués del fracaso de La Fernandina algunos escépticos creyeron que la Revolución se había ido a bolina. Sin embargo, aquel 24 de febrero los buenos cubanos demostraron todo lo contrario porque ese día la voz del machete mambí volvió a lanzar el grito independentista.

Habían transcurrido 17 años después de la paz implantada en 1878 con un Zanjón en la piel de Cuba. Mas todo ese tiempo sirvió para organizar mucho mejor la guerra y para que los pinos nuevos crecieran y se sumaran al combate.

Esta contienda del 95 era la continuación de la batalla del 68 y era, además, la mejor prueba de que los grandes esfuerzos de Martí habían avivado en extremo la llama libertaria

Oriente, al igual que en la Guerra Grande, fue alma y cuna de la rebelión. La finca Bayate, en la circunscripción de Manzanillo, por ejemplo, resultó uno de los principales focos de la insurrección.

Fue en ese lugar donde el general Bartolomé Masó, uno de los jefes del Departamento Oriental, reunió a unos 130 hombres y pronunció una célebre proclama que aún hoy late en los campos nuestros.

“Terminado el largo receso que las circunstancias nos impusieron en el 78, estamos de nuevo en campaña, esperando con los elementos con que contamos conquistar en muy breve tiempo nuestra independencia”,  diría con los ojos llameantes.

Hay que decir, además, que la del 95 comenzó muchísimo mejor que la Guerra de los Diez Años pues en esta contienda el alzamiento se produjo, como ordenara el Maestro, “con la mayor simultaneidad posible”.

Así, otros grupos armados se levantaron en Bayamo, Jiguaní, Yara, Campechuela, Baire, Santiago de Cuba… Y de este modo aquel domingo de carnavales se convirtió en una fiesta mambisa,  que infló el pecho de la patria con el clamor glorioso que invocaba a la verdadera emancipación.

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