Valia Maité González Rodríguez no teme porque la vean llorando, siente que con sus lágrimas también honra la memoria de Fidel Castro. Aún así, intenta recobrar el sosiego de regreso a casa, después de rendir merecido tributo al Líder Histórico de la Revolución cubana.
“Lloro porque lo siento, hizo mucho por la Revolución, por el pueblo de Cuba y por los pueblos del mundo”, dice sollozando, mientras seca sus mejillas y las de su niño Lisandro, quien tampoco puede evitar las lágrimas.
“A él le pido que lo ame como lo amo yo y como lo seguiremos amando los cubanos”, expresa, al tiempo que una multitud aguardaba en los alrededores del Museo Ñico López, en la ciudad de Bayamo, para rendir homenaje al Comandante en Jefe, ante la imagen de sus restos mortales.
Al igual que miles de granmenses de los 13 municipios de la suroriental provincia, Valia Maité se sumó a la peregrinación que concluyó en el otrora cuartel Carlos Manuel de Céspedes, al término de la vigilia efectuada en la Plaza de la Patria.
A esa cita tampoco faltó el médico del Hospital Carlos Manuel de Céspedes, Eldis Luis Licea Sánchez, quien llegó con casi la familia completa: “Hemos venido por un compromiso que tenemos con la Patria y con Fidel; no para decirle adiós, sino para reafirmar que su legado está vivo y que ayudaremos a perpetuar una obra que él inició hace muchos años”, consideró.
“Me gustaría que lo recordáramos como fue: intachable, intrépido, inalcanzable; y quisiera que mi Comandante se mantuviera firme en la convicción de cada cubano”, dijo Vilma Vilena Hernández Vázquez, al formar parte de la representación que arribó a la capital de Granma, proveniente del lejano territorio de Pilón.
“También deseo que siga presente en la memoria de cada niño, cada pionero, cada joven, y que ellos miren al futuro, porque el presente Fidel lo ayudó a construir”, manifestó.
Para Eldier Tamayo Bueno Fidel no ha muerto: “Tenemos que recordarlo siempre. Él es el Dios de los pobres, mientras en otros países hay que pagar medicina y educación, con Fidel no hay que pagar nada, por eso vine a honrarlo”.
Eldier es un ciego total que salió solo de su casa pero no quiso perderse la oportunidad de darle el último adiós al Comandante en Jefe. Por suerte, en el camino encontró a su tutora, la oftalmóloga Karina Arévalo Tarragó, quien sin titubear afirmó: “Él es una de las tantas conquistas que logró la Revolución encabezadapor Fidel”.