Jesús Estévez Ravelo es un hombre de pocas palabras, pero muy laborioso, porque parece que dice más haciendo. Recientemente por sus méritos y el cumplimiento eficiente de las tareas en el Ministerio del Interior (Minint) y en el Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa, se le otorgó la medalla Jesús Menéndez Larrondo, distinción conferida por el Consejo de Estado a propuesta de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Su actual desempeño como jefe de brigada de la cocina de la Unidad de Transporte del Minint, no guarda relación alguna con el oficio estudiado, pues se graduó de técnico medio en montaje y mantenimiento de máquinas de herramientas, pero al ingresar al Minint otras fueron las funciones delegadas en él.
En sus 34 años de servicio dirigió un tiempo la sección sindical de la Logística. También ha incursionado en trabajos de chofer, balancista y comprador de la oficina de actividades especiales, responsabilidad en la que más tiempo ha estado y la cual disfruta porque de ella depende el aseguramiento logístico de la visita de los principales jefes a la provincia.
Natural de la ciudad de los coches, este bayamés confiesa que desde pequeño le inculcaron el amor y entrega al trabajo y hasta hoy ha sido consecuente con esa enseñanza.
“Mi quehacer laboral es de mucho sacrificio porque el Minint es muy operativo, creo que por eso recibí la medalla, aunque también tengo el orgullo de haber sido seleccionado en cinco años consecutivos como vanguardia, además de los reconocimientos por los años de servicio.
“Dedico mi medalla a Fidel, Raúl y a la Revolución. Al recibirla me sentí emocionado y todavía lo estoy porque es un gran mérito y honor tener esta condecoración, la cual no esperaba, pero gracias a mi sacrificio la logré.
“Mi actual desempeño es muy abnegado, a veces no tengo casi ni vacaciones ni días de descanso, porque esta tarea es de todos los días.
“Mi familia ha sido la retaguardia y el apoyo incondicional, aunque es pequeña, porque vivo con mi niña y mi esposa, pero somos muy unidos. Tengo además dos hijos varones que son trabajadores y siempre les aconsejo cumplir con su función de manera ejemplar.
“La niña, a veces, cuando voy a recogerla a la escuela, me pregunta si me quedo en la casa o debo ir para el trabajo. Sé que es difícil para ellas mi ausencia, pero al final me entienden y apoyan”.
Su mensaje a quienes anhelan una medalla es cumplir sin demoras las tareas orientadas, y no escatimar esfuerzos ni horas de entrega a las diferentes misiones.