Bayamo-.  Con un acto político y la XIV conferencia científica Nada tengo mientras no tenga patria, será homenajeado hoy, en esta ciudad oriental, Francisco Vicente Aguilera y Tamayo, uno de los principales líderes fundadores de la nacionalidad cubana.
Al cumplirse 195 años del nacimiento del prócer, la ceremonia pública de recordación tendrá lugar frente al monumento Retablo de los Héroes, que guarda sus restos y está presidido por su figura en bronce, a tamaño natural y de pie.

A esa representación del paradigmático bayamés la escoltan medallones contentivos de los rostros de hombres y mujeres que junto a él encabezaron la primera guerra cubana contra el dominio colonial y la esclavitud.

Inaugurada anoche, la conferencia científica exhibe la frase más conocida del líder independentista y sesiona en el centro de investigaciones socioculturales Casa de la Nacionalidad Cubana (CNC).

El programa del jueves incluirá conferencias y ponencias acerca de Aguilera, jefe de la conspiración que desencadenó la gesta por la emancipación nacional, y sobre Fidel Castro, quien cumplirá 90 años el venidero 13 de agosto.

También tendrán lugar un panel con motivo del aniversario 60 del desembarco de los expedicionarios del yate Granma, y propuestas referidas a la enseñanza de la historia y a otros temas.

Convocado por la CNC y la filial de la Unión de Historiadores de Cuba en la provincia de Granma, el encuentro está organizado sobre la base de dos conferencias, igual cantidad de paneles y más de 20 ponencias, entre estas últimas 11 que tratan aspectos de la personalidad de Fidel Castro.

Aguilera presidió el Comité Revolucionario de Bayamo y la Junta Revolucionaria de Oriente, cuya labor desembocó en el Grito de La Demajagua, con el cual otro bayamés, Carlos Manuel de Céspedes, presionado por las circunstancias, inició la gesta independentista cubana, el 10 de octubre de 1868.

Como muestra de realismo, altruismo, patriotismo y espíritu unitario, se subordinó a Céspedes y fue uno de los más firmes defensores de la disciplina y la cohesión en las filas revolucionarias.

Por las libertades patrias sacrificó una de las mayores fortunas  de la mitad oriental del país, la familia y la vida, para morir de enfermedad, el 22 de febrero de 1877, en Nueva York, donde cumplía importantísimas misiones del Gobierno de la República en Armas.

José Martí, el más grande pensador cubano de todos los tiempos, lo llamó el millonario heroico y el padre de la república cubana.