Bayamo-. El singular conjunto cubano Guasimal, único por la manera de hacer música tradicional campesina, será agasajado en esta ciudad hoy, al cumplir 135 años de vida artística.
Distinguido entre las joyas del quehacer comunitario del país, ese grupo de aficionados recibirá reconocimientos de la Dirección de Cultura y de otras instituciones de la provincia de Granma.
Debutó el 23 de diciembre de 1880, integrado por miembros de la familia Escalona, en la comunidad de San Antonio, municipio de Manzanillo, y a principios del siglo XX fueron para Guasimal, en la misma localidad, y se unieron con los Rodríguez.
Rafael Iser Viltres, máster en Ciencias Sociales y especialista de la Casa de la Cultura de Manzanillo, explicó que los músicos emplean instrumentos mayoritariamente rústicos, tomados del medio natural o confeccionados de modo artesanal.
Añadió que el único utensilio de procedencia industrial es el acordeón, usado para acercar la sonoridad a la del órgano neumático, de amplia influencia en la zona.
Iser Viltres destacó entre los instrumentos la mandíbula de caballo, que no tiene retoques y produce un singular sonido de percusión, y la tumbandera, especie de bajo tomado de la tradición africana y transformado, al hacerlo portátil.
Con habilidades trasmitidas de una a otra generación, dijo, la agrupación interpreta son, nengón, polca, cumbia, ballenato, danzón y otros ritmos.
Guasimal es más que un conjunto musical o una melcocha, aclaró, porque lleva consigo típicos utensilios campesinos para, al compás de piezas bailables, moler caña, elaborar café endulzado con guarapo, y repartirlo a los presentes.
Esta fiesta rural, llamada guateque y protagonizada por labradores de la tierra, permitió que, antes de 1959, el conjunto fuera contratado como un grupo musical, con tanto interés como el que despertaba el órgano, precisó.
Ahora, dijo, es protegido y estimulado por el Consejo Nacional de Casas de Cultura del Ministerio del ramo, está declarado Grupo Portador de Tradiciones, y posee los premios cubanos de Cultura Comunitaria y Memoria Viva.
Iser Viltres es el autor de un libro cuya publicación está anunciada para el año 2016, y que recoge la historia y los aportes de Guasimal.
Dijo que escribe otro texto para profundizar en detalles de la familia Escalona-Rodríguez.
El grupo estuvo entre los protagonistas de la XXII Feria Nacional de Arte Popular, dedicada al son, del 19 al 22 de noviembre último, en la provincia de Ciego de Ávila.
Estamos muy interesados en ahondar conocimientos sobre esta agrupación ya que es el único vestigio, reconocible, del uso del acordeón diatónico en la música campesina cubana, tal como sí floreció su utilización en Quisqueya, Yucatán, Panamá, San Andrés, Santa Catalina y muy, muy especialmente desde la Guajira hasta el Golfo de Urabá en el Caribe colombiano.
Fernando Rivero Bautista, oriundo de Manzanillo arribó en sus primeros veinte con su hijo Antonio de entre 5 y 8 años, alrededor de 1900 a la centenaria ciudad de Riohacha (La Guajira) y estableció sus conocimientos agropecuarios y arte musical del acordeón, entre los juglares guajiros (colombianos) de aquel entonces quienes también interpretaban ese instrumento. “Nandito el cubano” como le decían trabó amistad y confianza entre el grupo de músicos locales y el anecdotario de su andar todavía retumba en la memoria de ancianos de esa región del norte de Colombia, especialmente en Caracolí, población mestiza enclavada en la Sierra Nevada de Santa Marta, a donde celebran un festival folclórico en su nombre.
Deseamos contactar a historiadores y músicos de acordeón que pudieran ayudarnos a rastrear su paso en Manzanillo. Poseemos solo un documento eclesiástico de su partida matrimonial con Elena Mendoza en Caracolí y allí se mencionan su procedencia y el nombre de sus padres.
Quedamos atentos a cualquier respuesta de su parte.