Hablar correctamente la lengua de nuestros antecesores y respetar la gramática y la ortografía de este idioma que nos vio nacer, no puede tornarse hoy una tarea titánica.
Desde que llegamos al mundo, las primeras palabras que escuchamos reflejan la cultura que regirá nuestra vida y marcan algo tan esencial como la nacionalidad.
Este 23 de abril, se celebra el Día Mundial del Idioma, en honor a Miguel de Cervantes y Saavedra, autor del El Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha, una de las obras cumbres de la literatura.
En esta fecha que rinde homenaje a tan excelso escritor, quien muriera un 23 de abril del año 1616, vale la pena preguntarse si nosotros, los hispano parlantes protegemos este idioma, segunda lengua más hablada en el orbe.
Como destaca un artículo del académico colombiano Carlos Rodado Noriega “la lengua no nace, sino que se hace; cada pueblo la va construyendo día a día, y se convierte en algo vivo y dinámico que evoluciona según la cambiante realidad del pueblo que la habla”.
Por este motivo es normal que a la cotidianidad del lenguaje se sumen vocablos que han visto la luz por el avance de los tiempos, sin embargo, resulta chocante que palabras que toda la vida han señalado como incorrectas hoy sean aceptadas.
Igualmente, están los modismos incorporados al español salidos de la lengua popular, la mayoría términos que derivan de viejas palabras o completamente nuevas que provienen del uso de las nuevas tecnologías de la información.
El idioma ¿enriquece o empobrece? Es la pregunta que nos hacemos muchos en la actualidad.
Mi respuesta a esa interrogante aún la pienso y no es porque el incremento de estos vocablos sea negativo, lo preocupante es que las verdaderas palabras de nuestro idioma queden atrás, olvidadas, obsoletas, sin tener presente que ellas sí forman parte de la lengua de Cervantes.
Leamos, hablemos con elocuencia y repasemos nuestra ortografía, para que este recurso, único de los humanos, nos permita expresarnos de manera adecuada.
Entonces, formemos parte del grupo de los que hablan español y no de los que lo deforman.