Innovación, innovación, innovación

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Por Sara Sariol Sosa | 29 abril, 2021 |
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Amén de los muchos obstáculos que la pandemia y su consiguiente depresión económica mundial han plantado en el camino del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social que Cuba había diseñado hasta el 2030, en el cual se definen las premisas generales para modificar el patrón de crecimiento económico y el desarrollo sostenible, el país ha ratificado por estos días que no renuncia a las metas proyectadas.

La primera etapa de ese programa, 2019-2021, desafortunadamente no solo estuvo marcada por el efecto negativo de la Covid 19, sino también fundamental, por el recrudecimiento del bloqueo y la agudización de las restricciones financieras y de combustible.

De cara a su segunda etapa, 2022-2026, se ha diseñado un Sistema de Trabajo a través de macroprogramas, programas y proyectos, que viabilicen la implementación y evaluación de sus variados objetivos, entre los cuales destacan ampliar y diversificar las fuentes financieras y la utilización eficiente de mecanismos descentralizados de financiamiento en divisas, en correspondencia con las exigencias del desarrollo, y fortalecer tanto la empresa estatal socialista cual sujeto fundamental de la economía nacional, como las cooperativas y otros nuevos actores económicos.

En conceptos, queda claro que todo ese proceso de dinamización de la económica, desde hace mucho nuestro gran y pendiente desafío, demanda cambio, transformación y novedad, principios que deben hacerse efectivos en aperturas muy bien definidas como la autonomía municipal, el encadenamiento productivo, y un elevado vínculo entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.

Y precisamente en todo ese desempeño, llamado a ser colectivo, integrado, para lograr hacerse efectivo, es primordial el rescate, el incentivo de la voluntad y capacidad innovadora de todos las estructuras y actores económicos.

No creemos que por sí solas las acciones puedan producirse, los recursos nunca van a ser suficientes, por el contrario, lo que sí es posible un despliegue de talento, de ese arsenal que a la es de lo que verdad disponemos en abundancia, porque bien lo sabemos, lo que no inventa el cubano no lo inventa nadie.

Y no puede ser ese despliegue una mera campaña, sino un proceso objetivo, de búsqueda constante de alternativas probadas, de aterrizar tantos conocimientos engavetados, de despertar la inquietud investigativa en cada profesional hecho o en formación.

Se vienen dando pasos, y al menos en nuestro entorno inmediato, desde hace algún tiempo hay una disposición de interrelacionar el trabajo de la universidad con programas productivos y de servicios, pero falta mucho camino por recorrer.

Ya el devenir económico desde el 2011 hasta hoy y las características propias del contexto actual, habían planteado la necesidad de actualizar la Conceptualización del Modelo Económico y los Lineamientos, y el proyecto de actualización presentado al 8vo. Congreso del Partido, presupuso modificar el 24 por ciento de los 342 párrafos del documento.

Las principales modificaciones y adiciones buscan una mayor coherencia con los fundamentos y términos incluidos en la nueva Constitución de la República de Cuba, y tienen en cuenta los resultados hasta ahora obtenidos. Cuanto en lo adelante pueda conseguirse, y es bastante lo que hay por conseguir, dependerá sin dudas de la innovación, un concepto que, sin constricción, implica crear, renovar, descubrir, inventar, perfeccionar, progresar…

 

 

 

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