Cuando desde hoy y hasta el domingo Veguitas celebre su jornada de la cultura, una de las instituciones que tendrá mayor protagonismo en las festividades será el Cine Cuba, recién reabierto para alegría de sus pobladores.
Este local destinado a la proyección de filmes y a la realización de actividades culturales fue creado en enero de 1915 y sus primeros propietarios e iniciadores fueron Antonio Pérez y su esposa Julia Maíllo, quienes se convirtieron en protagonistas de un acontecimiento único en la historia del poblado.
En los 102 años de existencia ha sufrido varias remodelaciones. Inicialmente eran de madera sus paredes y piso, y el techo de cinc.
En 1950 fue reconstruido con ladrillos y techo de igual material, le agregaron piso de cemento y dos baños interiores. Luego del triunfo revolucionario deja de ser propiedad privada y recibe posteriormente diversas reparaciones para mejorar la calidad y brindarle comodidad a los cinéfilos.
La última de las restauraciones finalizó recientemente, gracias a la cual los veguiteros disfrutan de un confortable y bello cine.
“Nuestra instalación estuvo cerrada tres años por problemas constructivos y por la invasión de murciélagos, pero afortunadamente se le hizo una reparación capital que permitió mejorar la acústica, los baños, el escenario, el lobby y crear un espacio físico para exponer obras de artistas plásticos”, expresa Niurka Iser Carro, administradora de la entidad.
“Logramos cambiar toda la carpintería, mejorar el piso, instalar 10 ventiladores y azulejear algunas partes para imprimirle mayor belleza a la instalación.
“Para garantizar la afluencia de público hacemos convenios con las escuelas y aprovechamos las fechas históricas para proyectarles filmes a los escolares y adolescentes. Por ejemplo, ahora que estamos en la jornada martiana vamos a los centros educacionales para promover la película José Martí: El ojo del canario.
“Gracias a la remodelación ahora podemos utilizarlo para galas, espectáculos teatrales, humorísticos, danzarios, musicales y como local para espacios fijos, peñas literarias y como centro de exposición. Un ejemplo de los espacios fijos es el club de la década prodigiosa, el cual se reúne aquí una vez al mes.
“También realizamos talleres de apreciación, llevamos propuestas fílmicas a los barrios priorizados y a las prisiones, y brindamos servicios a la Asociación Nacional de Ciegos (Anci), Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc) y la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (Aclifim)”.
En el caso de Dania Cárdenas Ramírez, trabajadora de la institución, ha sido un privilegio y una oportunidad insertarse en una obra recién estrenada, la cual contribuirá a rescatar la cultura cinematográfica.
“Ello constituye un desafío porque hay que tener conocimiento del séptimo arte para saber orientar al público. Disfruto desde la venta de una entrada hasta el final de la película.
“Con respecto a la divulgación la hacemos verbalmente y por teléfono a determinados cinéfilos. También ponemos pancartas y anuncios en postes porque sabemos la importancia de la promoción.
“Nos alegra tener un público fiel en los niños, quienes a pesar de las nuevas tecnologías han recibido con muy buen agrado la reapertura”.
Por su parte la espectadora Anaiza López Rodríguez resalta: “El cine representa una sana alternativa para la familia y por eso hay que enamorarla con la proyección de clásicos. Debe contribuir a mejorar la vida nocturna”.
Al respecto Lizandro López Yero declara: “Se ha rescatado una tradición y espero se mantenga viva con buenas propuestas”.
Entre quienes prefieren la trasmisión de eventos deportivos está Yadiel Almeida Tejeda: “Una de las opciones más disfrutadas por los amantes del deporte son los juegos de beisbol y fútbol. El cine se ha convertido en un lugar para agruparse e intercambiar, sobre todo ahora que nuestro equipo de beisbol está teniendo un buena actuación”.
Ahora solo resta que los trabajadores y la población cuiden y conserven el cine, para poder disfrutar del mismo por gran tiempo.
El mayor reto que tiene por delante esta instalación es convertirse, además de una locación para la proyección de filmes y audiovisuales, en una institución que promueva el arte y la cultura del poblado.