El 5 de julio de 1896, hace 125 cayó en el combate de Loma del Gato, el Mayor General José Maceo Grajales apodado el León de Oriente por su coraje. Hombre que superó con voluntad férrea cada uno de los combates contra el colonialismo español.
Con apenas 19 años de edad, se incorporó junto con sus hermanos Antonio y Justo al Ejército Libertador, fueron los primeros de la familia Maceo Grajales en hacerlo.
Al lanzar Carlos Manuel de Céspedes el grito de independencia el 10 de octubre de 1868, en la Demajagua, se incorpora a las fuerzas mambisas. Allí combatió con fiereza y libró más de 400 acciones militares en las que alcanzó el grado de Mayor General del Ejército Libertador.
Dos días después tuvo su bautizo de fuego en el combate de Ti Arriba. Su carácter, firmeza de ideas, intransigencia y temperamento fueron rasgos que lo distinguieron.
Dieciocho heridas marcaron su cuerpo. Pero había cumplido con el juramento hecho a su madre Mariana Grajales de luchar o morir por la libertad de la Patria.
El León de Oriente participó en las tres guerras por la independencia de Cuba contra España. Alcanzó los mayores honores dentro del campo insurrecto y de soldado llegó a ostentar los grados de Mayor General del Ejército Libertador.
Era de esos hombres que poseía una destreza increíble en sus manos. Con la zurda manejaba el machete mientras el revolver lo hacía con la derecha.
Su hermano Antonio, lo consideraba entre los hombres más valientes que él había conocido.
Con vistas a participar en la Guerra del 95 integró la expedición de la goleta Honor, que bajo el mando del mayor general Flor Crombet desembarcó por Duaba, Baracoa, el Primero de abril de 1895, fecha en que sostuvieron el primer contacto con el enemigo. Días después queda solo en la manigua vagando y hambriento hasta encontrarse con fuerzas cubanas a las cuales se une.
Soportó en carne propia el exilio, destierros y la cárcel, pero ninguno de estos infortunios hizo mella en su espíritu guerrero, al contrario, se hizo más puro su sentimiento por libertad.
Al saber de su infortunio aquel 5 de julio, Máximo Gómez le escribe a Bernarda Toro: “Era preciso haber conocido bien a fondo el carácter de aquel hombre sin dobleces, y de rústica franqueza para poder estimarle y estimar su cariño cuando lo demostraba. El general José era todo verdad y por eso para muchos aparecía amargo”.
Más adelante le comenta dice: “Descubrí en él la grande y noble gratitud del león que la historia cuenta y entendía la grandeza de su valor admirable e intrépido cual ninguno. El español más cruel rendido al General en mitad de la refriega más sangrienta, podía contar con la vida”
José Maceo había nacido el dos de febrero de 1849, en la finca de sus padres, en Majaguabo, San Luis, Oriente. Era un hombre noble de altos principios éticos y morales.