La casa grande del deporte granmense

Para convertirla en la nueva Eide, la antigua Epef Simón Bolívar necesitó casi una reparación capital, que incluyó adaptación de locales para el entrenamiento de varias disciplinas.
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Por Leonardo Leyva Paneque | 1 noviembre, 2019 |
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FOTOS Luis Carlos Palacios Leyva

Recorrer más de un kilómetro en busca del gimnasio de levantamiento de pesas, contiguo al estadio Mártires de Barbados, es solo un triste recuerdo para el profesor Wilfredo Méndez Santisteban y sus alumnos.

Hasta hace apenas unos meses, esa caminata formaba parte de la rutina diaria de Méndez y su tropa, que encaraban la inexistencia de un local para la ejercitación en la Eide Pedro Batista Fonseca.

“Afectaba la relación trabajo-descanso de los atletas, a quienes a veces les resultaba difícil recuperarse”, revela bastante animado Wilfredo, quien ya no necesita moverse hasta la instalación bayamesa para pulir cada detalle en la formación de sus pupilos.

Ellos, desde el inicio del actual curso escolar, disfrutan las ventajas de la nueva sede del centro, la antigua Escuela de profesores de Educación Física (Epef) Simón Bolívar, que necesitó casi una reparación capital, incluyendo la adaptación de locales para el entrenamiento de varias disciplinas.

“Este cambio ha sido fundamental, los deportes de combate están concentrados aquí y otros, como el balonmano y el voleibol, ya tienen un tabloncillo en que practicar”, refiere Pedro Reytor Pérez, subdirector de actividades deportivas en la Eide.

Sin embargo, la lucha y el judo aún no gozan a plenitud de todas las bondades de la permuta, porque sus espacios están sin concluir, “se encuentran en fase de terminación, falta poco”, precisa.

Tanto luchadores como yudocas se trasladan hasta la escuela comunitaria Vicente Quesada y el gimnasio de la calle Rojas (antes Cacique Guamá), respectivamente, para entrenar lo técnico y lo táctico; mientras la parte física la realizan aquí, porque todavía están inmersos en la etapa general de preparación.

“Siempre estábamos en la carretera, pero aquí ya contamos con la doble sesión y podremos ser más efectivos”, acota Reytor Pérez.

“Ahora es mucho mejor, tenemos el gimnasio y ya no realizamos ese recorrido agotador, quizá algunas dificultades en los dormitorios, pero hay condiciones superiores”, comenta la pesista bayamesa Amanda Mora Rosales, campeona en la edición más reciente de los Juegos nacionales escolares (JNE).

Pedro Reytor Pérez se muestra optimista de cara a los venideros JNE

El profesor de balonmano Leoandrys Milanés Ayala también destaca el beneficio de contar con un tabloncillo: “Los muchachos permanecen más tiempo en la escuela, con albergue y áreas auxiliares para desarrollar otras capacidades físicas”.

Aun así, hace un llamado ante el pobre quehacer en la base, “no lo veo bien, algunos municipios han decaído y en solo seis se practica; Bayamo era el que mayor número de atletas tributaba, aunque Manzanillo muestra recuperación”, argumentó Milanés.

Asimismo, el taekwondo, la disciplina de combate con más prestigio en los últimos años en Granma, resistía, además -de las carencias materiales- no contar con los requerimientos mínimos en el área de combate (8 x 8 metros).

De hecho, entrenaban en un tatami más reducido y eso incidió en el quinto lugar de los JNE, con una presea de oro, tres de plata y otra de bronce, aunque se escaló del puesto 12, “en algunos casos, los atletas no supieron desplazarse sobre un espacio con medidas oficiales”, explica Luis Ángel Cabrera Vega, entrenador del equipo femenino.

Pero ese dilema quedó en el pasado, al igual que la reducida matrícula, que aumentó de 43 a 60 (entre escolar y juvenil), “eso nos brinda la posibilidad de ir creando una base para futuros compromisos y tenemos más de dónde escoger”, añadió Cabrera.

“Con estas condiciones, debemos superar el desempeño anterior, aunque significa un reto porque seremos sede de los Juegos”, concluyó.

Igual de expectante se encuentra la taekwondoca manzanillera Briana Zamora Estrada, vigente monarca pioneril y nuevo ingreso en el centro, quien se propuso integrar la selección.

Briana Zamora Estrada

En su mente aún retumban el regaño de sus padres, cuando por embullo daba los pasos iniciales en el deporte, y cuánto le costó imponerse en la última Copa Pioneros, “fue difícil y tuve que demostrar que era la mejor”, afirma.

A Briana no le tocará lidiar con las adversidades de la anterior edificación, que -aunque nueva- nunca cumplió con las expectativas de un centro de su tipo, donde solo entrenaban ¡dos de las 35 disciplinas! que se practican en la provincia.

Aún así, signó una etapa y el despegue de la enseñanza deportiva granmense, que se enfrasca en mantener su posición entre la vanguardia del país y, según asevera Reytor Pérez, “regresar al tercer lugar, tanto en la categoría escolar como en la juvenil”.

Los esgrimistas ya encontraron un local para el entrenamiento

 

UN APARTE CON LA HALTEROFILIA

Encabezado por el jefe de cátedra Wilfredo Méndez Santisteban, el colectivo técnico de la halterofilia granmense no renuncia a la idea de continuar en los primeros lugares de los próximos JNE.

Ese es el propósito, después de establecer récord de títulos en la versión precedente (22), a pesar de la escasez de implementos, “aunque por nuestros resultados, la comisión nacional nos cedió un juego de pesas”, puntualizó Méndez Santisteban.

“Además, ya discutimos la estrategia y seguimos comprometidos con la provincia”, aseguró el preparador, que insiste en la necesidad de fortalecer la selección de talentos, sobre todo en territorios con una larga tradición, como Río Cauto.

Wilfredo Méndez Santisteban (esta foto no debe faltar, es para el recuadro)

“En una época, ese municipio tuvo en la preselección cubana cinco o seis atletas y urge fortalecer allí la fuerza técnica para mejorar la promoción a la Eide”, recordó Wilfredo, testigo de innumerables hazañas de los forzudos granmenses en los últimos años.

De ese territorio, emergió recientemente la primera cubana medallista en campeonatos mundiales, Ludia Montero Ramos (45 kg), dos veces plateadas este año en Pattaya, Tailandia, y el último antillano que subió al podio olímpico, Iván Cambar Rodríguez (77 kg), bronce en Londres 2012.

 

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