Joseíto está lleno de despecho, se siente traicionado, abandonado, pues a principios de marzo, aplaudió con delirio ¿el tema? Patria y Vida de Descemer Bueno, Yo- Tu- El y Gente de Zona.
No es una mala persona, pero vocifera frustraciones y presta a otros su rostro y voz para hablar pestes en las redes sociales. Él no lee periódicos, ni ve noticieros pues “ahí to´es muela pa´ tupir”.
Por tanto, cuando le cayó a la mano un billete, con la misma consigna que da título a la canción de Descemer y su banda, rió complacido; al no poder cambiarlo, (el papel moneda en esas condiciones no debe circular) dijo por primera vez: “Concho, me han embarca´o”.
A Pepi, le encanta el inglés, no lo habla ni lo entiende, pero “le priva”; por eso alguien lo bautizó como Joey the Donkey y él lo aceptó de buena gana hasta saber el significado de la frase (Pepito el Burro) y ahora se indigna o entristece cuando lo interpelan de esa forma.
La culpa es suya por desaprovechar las múltiples oportunidades del Ministerio de Educación; él malamente llegó al noveno grado y, además, nunca le interesó aprender otra cosa, se convirtió en un buscavidas: un día trabaja como ayudante en la construcción, otro hace unos mandados o bota escombros, “Pa` no deberle nada a nadie”, dice.
Por desinformado, no sabe qué rayos son los llamados golpes blandos para derrocar gobiernos incómodos a las oligarquías, a él eso no le interesa, y no sabe que la farsa de San Isidro, las cancioncitas “cariñosas”, estropear los billetes, apoderarse de símbolos patrios, son algunas de las formas de esos llamados golpes blandos que de suave, nada tienen.
Ignora que promueven un clima de malestar en la sociedad, con denuncias de corrupción, intrigas o divulgación de falsos rumores.
Además, desarrollan intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones absurdas contra el gobierno.
Implican la lucha activa por supuestas reivindicaciones políticas y sociales y manejo de la población para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, contra las instituciones.
Asimismo, ejecutan operaciones de guerra psicológica y desestabilización, para crear un clima de “ingobernabilidad”.
Todo ello con el fin de forzar la renuncia de los gobiernos mediante revueltas callejeras y paralelamente, preparan el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada persiguen el aislamiento internacional del país.
Por supuesto, el hombrín nunca supo la definición del periodista argentino Luis Bruschtein: “El golpe suave consiste en travestir a una minoría en mayoría, amplificar sus reclamos, crispar las controversias y enfrentamientos y desgastar a la verdadera mayoría gobernante, hasta hacerla caer por medio de alguna farsa…”
Más claro ni el agua: quien empuja no se da golpe. Si los amigos letrados de Pepito le hubieran advertido eso, no estaría tan perdí´o.
Él quedó perturbado cuando supo que la expresión Patria y vida no era de Descemer y sus acólitos, sino de Fidel.
Ante las dudas su vecino Juan Enrique, le mostró un amarillento periódico, que mostraba un encuentro del Máximo Líder con estudiantes, el 23 de diciembre de 1999, ¡hace 22 años!
Aseguraba entonces Fidel: “Voy a tomarme una frase, no definitiva, pues no debemos renunciar a la idea de Patria o Muerte, ni a la idea de Socialismo o Muerte, y voy a decir como dijo una joven en esa tribuna: ¡Patria y Vida! Vida para ustedes es la que queremos”.
Sí, ese mismo Fidel cuyo gobierno revolucionario le otorgó una modesta, pero confortable vivienda a su madre anciana, donde reside ahora el sesentón Pepito.