La democracia quedó atrás en Brasil, comentan analistas argentinos

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Por Prensa Latina (PL) | 1 septiembre, 2016 |
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Buenos Aires.-Sin prueba de delito alguno, el voto de 61 senadores, muchos de ellos acusados de corrupción, puso fin al proceso de equidad social y democracia política del Partido de los Trabajadores, resume hoy Darío Pignotti.

En un artículo para el diario Página 12 bajo el titular “La tristeza no es solo brasilera”, Pignotti recalca que el nuevo régimen, nacido de la mano del establishment económico, judicial y mediático, se impuso por un juicio político durante el cual no fue presentada prueba alguna de delitos atribuidos a Dilma Rousseff.

La democracia quedó atrás, insiste el analista político y recuerda que Rousseff fue electa hace 22 meses por 54,5 millones de brasileños y depuesta el miércoles por el voto de 61 senadores, sobre un total de 81 que forman la cámara alta, entre quienes hay más de veinte con prontuario penal y denuncias de todo calibre.

Para Santiago O’Donnell, los “golpes blandos son la nueva tendencia en la región”.

Siguiendo con la progresión de condena total en el caso hondureño y condena parcial en el caso paraguayo, esta vez las voces de protesta a nivel regional son más la excepción que la regla, atento al vuelco a la derecha en Sudamérica, señala O’Donnell también en una nota para Página 12.

El golpe parlamentario que terminó con el gobierno del PT es el eslabón más reciente de una serie de golpes blandos que empezó con el derrocamiento del presidente de Honduras Manuel Zelaya, en 2009, y siguió con el de Paraguay Fernando Lugo, en 2014.

Hay que mencionar también que hubo intentonas contra Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, a lo que se debe también agregar las permanentes acciones políticas, judiciales y financieras para desgastar a Cristina Fernández.

“La secuencia, a medida que avanza, va creciendo en su maquillaje y sofisticación”, advierte O’Donnell.

Empieza en Honduras -recuenta- con un golpe rudimentario, al principio casi de manual, pero con una parodia de legalidad.

Sigue con un juicio político express en Paraguay sin pruebas contra el Presidente violando su derecho de defensa, y culmina en Brasil con un proceso tan legal como ilegítimo y carente de fundamentos jurídicos.

En su incisivo estilo, Mario Wainfeld afirma que la democracia regional está en jaque, y no le faltan argumentos.

Coincide en que el PT sufrió un golpe de Estado blando, camuflado en ropaje institucional, y rememora que Rousseff fue desplazada tras cuatro victorias de su partido en elecciones libres.

Aún aquellos que defienden su nula legalidad -argumenta- reconocen que asume un presidente -Michel Temer- impresentable, carente de votos y de legitimidad de origen.

“Llega montado en una endeble coalición parlamentaria que lo usó como ariete”, considera Wainfeld.

Todo indica -sugiere- que el “establishment”, que encontró un atajo para llegar al poder, deberá buscar otro dirigente para tener chances en la elección presidencial de 2018 si Temer consigue pervivir.

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