“La familia de ellos, ¡soy yo!”

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Por Yanelkys Llera Céspedes | 15 mayo, 2021 |
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FOTO/ Yanelkys Llera Céspedes

La Real Academia Española advierte que el término familia significa: grupo de personas formado por una pareja -normalmente unida por lazos legales o religiosos-, que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen. Conjunto de ascendientes, descendientes y demás personas relacionadas entre sí por parentesco de sangre o legal.


Olivia Mendoza Marisí, directora del Hogar de Niños Sin Amparo Filial 0-6 años, considera que “familia son todas las personas que están cerca de nosotros sean parientes de sangre o no”.

Máster en Ciencias de la Educación y con treinta y cuatro años de experiencia en la Primera Infancia, hace poco más de un año dirige esta institución educativa donde conviven cuatro niños, tres varones y una hembra, cargo que asumió con temor, por la responsabilidad que implica trabajar en este tipo de centro.

Hoy piensa diferente “no quisiera nunca irme de aquí, esta es mi casa, Yamil, Rosalba, Maikel y Marlon son mis hijos aunque no hayan salido de mi vientre, yo digo que tengo seis, dos ya son grandes, éstos son los más pequeños -sonríe mientras los mira fijamente.

Este inmueble ubicado en el reparto “Antonio Guiteras” del municipio Bayamo, provincia Granma es grande y confortable, cada infante tiene su cuarto, con las condiciones básicas creadas para la estancia en el centro que muchas veces es temporal.

La pared de la sala está vestida con fotografías de algunos niños que han pasado por allí “es una tradición, la manera que tenemos de demostrarles que siempre los recordamos.

Trabajar aquí requiere de mucha entrega y amor, sentimiento que ellos retribuyen. Hay que estar bien preparados para enfrentarse a los trances que han vivido estos pequeños, y resulta difícil no sensibilizarse con eso.

A todos los que laboramos aquí no solo nos corresponde cuidarlos si no que como mismo nos involucramos con nuestros hijos y le enseñamos a caminar, a comer, a lavarse los dientes, les ilustramos que todos son hermanos y deben tratarse como tal.

Así se llaman, ¡hermanita, hermanito! A mi me dicen Mamá, y eso me hace sentir más orgullosa aún. No tengo hora para irme, y cuando por diversas cuestiones no he podido venir, hago una llamada telefónica y pregunto: “¿ya se levantaron? Cómo amanecen mis polluelos?”.

“Es un vínculo que no se rompe, no llevan mi sangre, pero la familia de ellos, ¡soy yo!”, finaliza.

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