Manzanillo.- La Glorieta y el Teatro Manzanillo son dos de las principales joyas arquitectónicas y patrimoniales de la ciudad del Golfo de Guacanayabo, de las cuales sus habitantes viven eternamente orgullosos.
Única de su tipo, la primera es símbolo y corona el corazón de la urbe costera, mientras que impetuosa y elegante, la institución cultural ha resistido el paso de los años para beneplácito de los manzanilleros y los artistas cubanos que han dejado su impronta en el escenario.
Cada octubre es especial en el Teatro Manzanillo, porque entre las paredes del inmueble está la huella de Carlos Manuel de Céspedes, pues allí el Padre de la Patria cubana dirigió su primera obra, actuó y fue jefe de escena.
A las puertas del décimo mes del año del aniversario 150 del inicio de las gestas independentistas cubanas, la efeméride confirma manos y acción para que el edificio reluzca hermoso la noche del nueve de octubre, cuando acoja la gala conmemorativa de la histórica fecha.
Idaelbis Cabrera Figueredo, directora general de la institución cultural, explica que las labores incluyen las reparaciones de los camerinos, el alfombrado y la sustitución de parte de la madera del escenario.
“También se tapizarán todas las butacas, y en estos momentos se concluyen las tareas de pinturas a las paredes interiores y por fuera del inmueble; cambiamos el telón y en este minuto una brigada de especialistas de la corporación Copextel asume la revisión técnica de los equipos acondicionadores de aire; restauramos los murales y se hará lo mismo con la estatua de Thalía para reiniciar los espacios fijos en el patio de la institución.”
Idaelvis afirma que también se prevé la entrada de un nuevo equipamiento tecnológico y que el colectivo de trabajadores está feliz porque el teatro muestra otra imagen, cuya calidad velan muy de cerca.
Al momento de nuestra visita, una brigada de trabajadores del sector no estatal del municipio de Bayamo asumía la pintura de las paredes exteriores del Teatro Manzanillo.
Roulan Torres Ramírez, uno de los jóvenes que compone la brigada dice que la destreza y la experiencia determinan para pintar obras sociales como el Teatro Manzanillo: “Lo más complejo son las alturas porque debemos tener en cuenta todas las medidas de protección: los guinches, las sogas, cinturones de seguridad, para evitar accidentes.
“Es una obra lindísima, que admiran muchas personas y al pintarla nosotros es un sentimiento de mucha satisfacción. Esperamos concluir el 25 de septiembre.”
Cuando en la noche del nueve de octubre un aplauso marque la reapertura, se levante el telón y sobre el escenario del Teatro Manzanillo artistas cubanos realcen valores culturales, de independencia y soberanía, desde el Altar Sagrado que es la Revolución cubana, Carlos Manuel de Céspedes y la Patria contemplarán orgullosos.