Pocos hombres han hecho tanto por la cultura cubana y universal como Fidel Castro, por eso no extraña que la creación de instituciones y el llamado constante a los intelectuales para esparcir el arte, fuera uno de sus constantes desvelos, convencido de que la cultura es escudo y espada de la nación.
De ahí que muchos artistas como Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba, refiriera: “… De las numerosas personalidades mundiales que he conocido es él quien ha dejado en mí mayor huella por su sencillez, por su carácter humano. Uno lo mira y no deja de pensar: Este hombre ha hecho esto. Este Hombre está luchando desde hace tanto tiempo.
“Es algo que va creciendo, creciendo, que termina por apabullarlo a uno. Después uno se convierte en parte de todo ese mundo y ya goza de la naturalidad de ese ser humano. Lo siente. Se convierte en parte de él. Él no es local. Él es parte de la historia. No solo de nuestra historia, sino de la historia de la humanidad.
“Pienso que es tan grande que se convierte en una partecita, en una cosa sencilla. Si sintiera lo grande que es, lo mataría el peso”.
En el caso de Arleen Rodríguez, periodista cubana: “Fidel es un desafío permanente para todos los que vivimos su tiempo. En cada acto de su vida nos demostró que no hay límites a la voluntad humana.
“Personalmente me fascinaban de manera especial su capacidad para atesorar y multiplicar conocimientos universales, su conversación versátil, inteligente, retadora; su agilidad para construir ideas profundas y bellas al mismo tiempo; su modo especial de hacer posible los más grandes sueños; su confianza en la raza humana.
“Me impresiona su descomunal memoria, capaz de guardar con el mismo celo una cifra rara que el detalle de una breve conversación con una persona humilde del pueblo y su resistencia emblemática, esa que nos hala cada vez que nuestra condición de seres ordinarios nos invita a rendirnos bajo pretextos de obstáculos o cansancio. Basta que pienses en él y la vergüenza te empuja a levantarte”.
El entrañable camarada Frei Betto, teólogo e intelectual brasileño, sobre él expresó: “Fidel Castro es un hombre privilegiado por su formación cristiana, su opción marxista y la asimilación de la prédica martiana. Es una persona tímida, que casi pide permiso para ser quien es… A pesar de toda su genialidad, de toda la historia que encarna, consigue hacernos sentir su hermano.
“Fidel es un hombre que pone su vida en función de la utopía, es un hombre que jamás en esta vida encontrará su plenitud porque Fidel cree que es posible el cielo en la tierra”.
Otro querido amigo, Gabriel García Márquez -escritor colombiano y premio Nobel de literatura- habló en cierta ocasión sobre una de sus pasiones : “Fidel Castro es un lector voraz, amante y conocedor muy serio de la buena literatura de todos los tiempos, y aún en las circunstancias más difíciles tiene un libro interesante a mano para llenar cualquier vacío.
“Uno siente que le gusta el mundo de la literatura, que se siente muy cómodo dentro de él, y se complace en cuidar la forma literaria de sus discursos escritos que son cada vez más frecuentes. En cierta ocasión, no sin cierto aire de melancolía, me dijo: “En mi próxima reencarnación yo quiero ser escritor”.
Sobre los sobrados méritos como líder aunador dan fe las palabras del artista de la plástica cubana Wilfredo Lam: “De un carácter y una actitud como la de Fidel no se puede hablar fríamente, y de las conquistas que se han hecho en Cuba, no se puede hablar sin tener presente su figura.
“Fidel, como guía, ha hecho un trabajo excepcional. Que este hombre haya unido al pueblo en una misma causa, significa que es un gran arquitecto humano, puesto que ha hecho sentir a todos los cubanos como formando parte de un solo cuerpo, un solo corazón”.