La mañana se vistió de azul. El color de las pañoletas combinaba con los tonos dibujados en el cielo. Los padres miraban con una mezcla de orgullo y ternura a sus pequeños; ellos, sabiéndose más grandes, esperaban ansiosos el momento.

Todo estaba listo, una eme gigante marcaba en el pavimento el lugar que ocupaban los bisoños; recordando que en minutos se convertirían en pioneros moncadistas.

Las notas del himno nacional se escucharon renovadas en las voces de los adultos del mañana, en ellos está el futuro, aunque, en su inocencia, no sean conscientes de esto.

El discurso inicial dio paso a la avalancha de progenitores, quienes entre sonrisas y alguna que otra lágrima de emoción, colocaron el atributo en el cuello de sus hijos. Los infantes admiraban la nueva pieza de su uniforme y llenos de alegría pronunciaron por vez primera: “¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”. Entonces, al aire se volvió aplausos.

Las fotografías llegaron de inmediato, fue un día importante para estos niños y las imágenes lo inmortalizarán para siempre; así, podrán evocar cuando deseen la sensación de madurez cargada de ingenuidad que les invadió en ese instante.