La mujer en el centro del desarrollo económico y social del país

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 20 marzo, 2021 |
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FOTO/Rafael Martínez Arias

La Habana, -El pasado 8 de Marzo, un día particularmente especial para las mujeres cubanas a las que sobran razones para celebrar, vio la luz en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 14 de 2021, el Decreto Presidencial 198, que aprueba el Programa Nacional para el adelanto de las Mujeres (PAM).

   La web del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social destacó este viernes que el Programa resume el sentir y la voluntad política del Estado Cubano y constituye la piedra angular en el desarrollo de políticas a favor de las mujeres, al tiempo que da continuidad al avance y desarrollo de la igualdad de género en el país y promueve acciones dirigidas a lograr mayor integralidad y efectividad en la prevención y eliminación de manifestaciones de discriminación contra las mujeres, fortalece los mecanismos y la capacidad profesional de los funcionarios y servidores públicos para incorporar las cuestiones de género en la elaboración de políticas, programas y en la prestación de servicios.
    El PAM se concreta en un Plan de Acción que tiene como objetivo general, promover el avance de las mujeres y la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades refrendados en la Constitución de la República, así como profundizar en los factores objetivos y subjetivos que, como expresiones de discriminación, persisten en la sociedad cubana y obstaculizan un mayor resultado en lo económico, político, social y familiar, con el fin de eliminarlos.
   Por ser un organismo global de la economía y por las funciones específicas que cumple, el MTSS participa activamente en todas las áreas de especial atención que concibe el Programa, en particular en la conducción y cumplimiento de las medidas previstas para el Empoderamiento económico de las mujeres y la Educación, Prevención y Trabajo Social.
   El empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo; de ahí la necesaria autonomía económica, en el entendido de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres.
   Las mujeres cubanas cuentan con un respaldo legal que garantiza el pleno ejercicio de sus derechos laborales, al reconocer desde el texto constitucional la igualdad entre el hombre y la mujer, principio regulado de igual modo en la Ley 116, Código de Trabajo, reconocido en los principios fundamentales que rigen el derecho del trabajo, así como en el Decreto Ley No. 339. De la maternidad de la trabajadora, que amplía las garantías y los derechos de la madre y el padre trabajadores para la protección de la maternidad y el cuidado de los hijos e hijas menores y propicia una mayor integración de la familia para el apoyo que necesiten los padres en su cuidado.
   En un análisis de la ocupación en el período 2015-2019, se constató un incremento de la participación de la mujer en la ocupación en 2 puntos porcentuales, alcanzando el 39%; una disminución de la Tasa de Desocupación (1.2%) y un aumento de la Tasa de Actividad que se sitúa en el 65.2%, aunque sin alcanzar aún la del 2015 (67.1%). La Tarea Ordenamiento ha motivado el interés de las personas por incorporarse al trabajo, del total, 28 mil 515 son mujeres, que representan el 38%.
   El empoderamiento de la mujer se refleja además en la cantidad de directivas y de la fuerza técnica del país, donde representan el 38.4% y 66.2% respectivamente, así como el 60% del total de los universitarios vinculados al empleo, lo que posibilita que las mujeres se encuentren mejores condiciones para acceder a empleos más complejos y en correspondencia con ello, más remunerados.
   A diferencia de patrones internacionales y brechas asociadas a los tipos de actividad que deben realizar hombres y mujeres, en Cuba las mujeres muestran altas cifras de ocupación en todos los sectores de la economía. Se mantienen por encima de la media, los sectores Intermediación Financiera 68%, Salud Pública y Asistencia Social 70 % y Educación 68%.
En el país se registran 7 mil 750 investigadores, el 42% mujeres. Son investigadores Titulares 2 mil 673, de ellos 955 mujeres y de los 5 mil 77 Investigadores Auxiliares, son mujeres 2 mil 286, lo cual evidencia la presencia femenina en la ciencia.
   Importante además es la presencia femenina en la fuerza laboral de la Agricultura, que cuenta con 135 mil 900 mujeres, el 17% y en su estructura, la mayor representatividad labora como especialistas y en Centros científicos del sector.
El 19% de los tenentes de tierra son mujeres, derecho conquistado por las cubanas, de ellas 30 mil 955 son propietarias y 44 mil 27 usufructuarias. Son miembros de la ANAP 77 mil 850, lo que representa el 20%. Se cuenta con 3 mil 312 brigadas FMC-ANAP que agrupan 68 mil 836 miembros y en la Agricultura Urbana y Suburbana, el 40 % de la fuerza laboral es femenina, modalidades que han generado nuevos empleos.
   El trabajo se remunera sin discriminación de ningún tipo, en correspondencia con los productos y servicios que genera, su calidad y el tiempo real trabajado, donde rige el principio de distribución socialista de cada cual según su capacidad a cada cual según su trabajo.
   Un desafío para el empleo y los servicios que se prestan lo constituye la dinámica demográfica, si se tiene en cuenta que la esperanza de vida al nacer de las mujeres es de 80,45 años; el 56,4 % de la población mayor de 80 años es mujer, frente a un 43,5% de hombres y, se estima, que en 2030 el 58% de las mujeres en edad laboral se dedicará al cuidado de los adultos mayores.
   Conscientes de la carga familiar que para muchas mujeres representan aún el trabajo doméstico y de cuidados, la problemática está siendo objeto de estudio como parte del Eje Estratégico Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social, cuyos resultados derivarán, de seguro, en la aprobación e implementación de nuevas políticas públicas que conduzcan a que esta doble jornada, constituya una responsabilidad familiar colectiva, tal como se refrenda en el Código de Familia.

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