Esta es la primera demostración de que los opioides del cerebro están involucrados directamente en el placer musical, comentó el psicólogo cognitivo Daniel Levitin, autor principal de la investigación.
El nuevo estudio bloqueó selectiva y temporalmente ese elemento en el cerebro de los participantes utilizando naltrexona, un fármaco ampliamente recetado para el tratamiento de trastornos de adicción.
Luego los investigadores midieron el placer que experimentaban los participantes tras escuchar sus canciones favoritas para descubrir que la música ya no les provocaba tanta satisfacción como antes.
Las cosas que nos producen placer (como el alcohol, el sexo o el juego) pueden conducir a un comportamiento adictivo que puede perjudicar las relaciones personales e impedir llevar una vida normal, declaró Lavitin.
Por ese motivo, comprender las raíces neuroquímicas del placer ha sido uno de los objetivos más importantes de la neurociencia desde hace décadas.