La nueva vida de Evo Morales: refugiado, con orden de aprehensión… y en campaña

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Por RT en Español | 27 diciembre, 2019 |
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Vive refugiado en otro país. En el suyo, ya hay una orden de aprehensión en su contra. No tiene posibilidades de volver al poder, pero no abandona la política y encabeza la campaña para que su partido Movimiento al Socialismo (MAS) gane las futuras elecciones.

La nueva vida de Evo Morales, el dimitido presidente de Bolivia, es totalmente diferente a la que imaginaba a principios de este año, cuando pensaba que lograría su tercera reelección en los comicios generales del pasado 20 de octubre y que sería presidente hasta el 2025. En los meses previos a la votación, su peor escenario era perder la mayoría en el Parlamento y tener que enfrentar una segunda vuelta, en la que la posibilidad de una victoria podría alejarse.

Pero todo se complicó. Irregularidades en las elecciones en las que Morales se proclamó ganador derivaron en denuncias de fraude, avaladas por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y en violentas presiones de la oposición, que finalmente culminaron en un golpe de Estado. El repudio a la interrupción democrática fue escaso por parte de líderes y gobernantes que prefirieron seguir criticando únicamente a Venezuela. Quedó claro, otra vez, que la democracia se defiende a partir de una doble vara, de acuerdo con intereses específicos y no por convicciones reales.

El repudio a la interrupción democrática en Bolivia fue escaso por parte de líderes y gobernantes que prefirieron seguir criticando únicamente a Venezuela. Quedó claro, otra vez, que la democracia se defiende a partir de una doble vara, de acuerdo con intereses específicos y no por convicciones reales.

Mientras sus enemigos lo acusaban de fraude y sus aliados denunciaban el golpe de Estado, Morales renunció para evitar una escalada de violencia que, de todas formas, ocurrió. Gracias al apoyo del entonces presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, logró salvar su vida en un operativo diplomático que le permitió refugiarse durante un mes en la capital mexicana. Los detalles oficiales del viaje y de su estancia se conocerán recién en 2028, ya que el Centro Nacional de Inteligencia reservó el expediente hasta ese año para preservar la seguridad geopolítica del país.

En sus últimos días en México, Morales hizo un breve viaje a La Habana. Aunque se alegaron motivos médicos, su estancia en la isla se manejó con discrecionalidad. El 12 de diciembre, de manera sorpresiva, se fue para Argentina. Los cambios políticos lo favorecían: su amigo Fernández y su aliada de años, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ya habían asumido la presidencia y la vicepresidencia.

Desde Buenos Aires, el líder boliviano continúa con la estrategia mediática que inició en México. Ofrece entrevistas y conferencias de prensa, y se muestra en múltiples actos públicos, desde la visita a la redacción del diario Tiempo Argentino, que es autogestionado por sus trabajadores, y un partido amistoso con Matías Lammens, ministro de Deportes, hasta una “chocolatada” de Navidad con parte de la comunidad boliviana y su acompañamiento a la tradicional ronda de las Madres de Plaza de Mayo.

Morales se mantiene activo en redes sociales con mensajes de contenido político a pesar de que, a su llegada, el canciller argentino Felipe Solá le pidió evitarlas. La recomendación se diluyó con el paso de los días. El ex presidente denuncia cada tanto la persecución del gobierno de facto e insiste en que, desde Buenos Aires, defenderá la recuperación de la democracia en Bolivia. Ya convocó incluso a una asamblea que se realizará el próximo domingo en la frontera entre Argentina y Bolivia para confirmar al candidato presidencial del MAS.

El nombre más visible es el del político y dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, quien, de acuerdo con la última encuesta publicada por el diario Página Siete, tiene una intención de voto del 23 % con miras a comicios que todavía no tienen fecha precisa, pero que deberían realizarse el próximo año. Muy cerca, con el 21%, aparece Carlos Mesa, el principal rival de Morales en las pasadas elecciones.

Morales está en campaña y no teme reconocerlo. Al contrario. Prefirió refugiarse en Argentina y no quedarse en México más por motivos políticos que personales. Es cierto que en Buenos Aires está más cerca de sus hijos Evaliz y Álvaro, refugiados aquí desde fines de noviembre, pero sobre todo está más cerca de una Bolivia que sigue sumida en el desconcierto, sin un panorama claro que permita reanudar un estado democrático.

Morales está en campaña y no teme reconocerlo. Es cierto que en Buenos Aires está más cerca de sus hijos Evaliz y Álvaro, refugiados desde fines de noviembre, pero sobre todo está más cerca de una Bolivia, que sigue sumida en el desconcierto.

En ese proceso, Morales cuenta con la compañía de varios de sus exfuncionarios que también han sido acogidos en Buenos Aires, en particular el exvicepresidente Álvaro García Linera, la exministra de Salud, Gabriela Montaño, y el excanciller, Diego Pary Rodríguez. La polarización alrededor de su figura se replica porque en Argentina viven cerca de 400.000 bolivianos que integran la colectividad extranjera más importante después de los paraguayos. Y no todos lo apoyan.

La reacción del gobierno de facto a la llegada de Morales a Buenos Aires fue emitir una orden de aprehensión en su contra con cargos de sedición y terrorismo. El expresidente se defiende con un grupo de abogados que encabeza el español Baltasar Garzón. Y Argentina no piensa entregarlo.

Puros pleitos

La relación del gobierno de facto de Bolivia con Argentina y México, los países que acogieron a Morales, está marcada hoy por la confrontación.

Como Fernández no la invitó a su asunción, la autoproclamada presidenta Jeanine Añez alegó que no tenía afinidad “con líderes antidemocráticos”. Era un oxímoron: la golpista hablaba de democracia, mientras se acumulaban las denuncias en su contra por delitos de lesa humanidad y la persecución a opositores.

En el caso de México, su embajada en La Paz comenzó a sufrir un inusual asedio de policías y militares, lo que violenta el derecho internacional que otorga soberanía a estas representaciones. Ante el temor de que ingresen a la sede, López Obrador ya denunció al gobierno de Añez ante la Corte Internacional de Justicia y la Organización de Naciones Unidas. El gobierno de facto, por su parte, exige que México entregue a cuatro de los nueve exfuncionarios que están asilados en la embajada. Los quiere presos.

Los cambios de la diplomacia boliviana también incluyen su amenaza de abandonar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que México presidirá a partir de enero. En cambio, ya se sumó al Grupo de Lima que tiene en las críticas a Venezuela a su único leit motiv.

La OEA es otra entidad que quedó dañada con el papel central que jugó Luis Almagro para azuzar la crisis boliviana. Además de criticar a Morales y denunciar un fraude que no está probado ni explicitado, Almagro recibió a Luis Fernández Camacho, el ultraderechista que presionó la salida de Morales.

La Organización de Estados Americanos es otra entidad que quedó dañada con el papel central que jugó Luis Almagro, su secretario general, para azuzar la crisis boliviana. Además de criticar a Morales y denunciar un fraude que no está probado ni explicitado ni siquiera en los propios informes de la OEA, Almagro recibió en Estados Unidos a Luis Fernández Camacho, el líder ultraderechista que presionó la salida de Morales. “Le reconocemos su compromiso con la democracia boliviana”, dijo sobre uno de los instigadores del golpe de Estado. El falso demócrata quiere ser candidato pero los votos no lo acompañan después de que se difundieran los audios en los que negocia el pago de 250.000 dólares con Marcos Pumari para que juntos integren la fórmula presidente-vicepresidente.

La urgencia, en este escenario, es que se defina el calendario electoral con la esperanza de que la democracia regrese a Bolivia.

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